Historia sobre Anorexia , Trastorno Disfórico Premenstrual.

Mi historia

2/12/2

Por: Alondra


Todo empezó desde muy pequeña. Aproximadamente a los 5 años.Siempre fui regordeta, y mi madre siempre me decía una y otra vez lo gorda que estaba, que dejara de comer, quería inscribirme al gmnasio, pero en ese tiempo (1989) no existían gimnasios para niños, cada vez que ibamos a uno, recuerdo que miraban extrañados a mi  madre. "Pero si es muy chiquita, decían". A mi no me interesaba ser gorda, es más ni siquiera sabía que significaba serlo, no sabía porqué mamá me recriminaba por ello, pues yo no sentía nada malo en ser como era, es más ni siquiera tenía conciencia de que rra ser "gorda" o "delgada". Hasta que por fin lo supe. Entré al colegio, y se desató el infierno. Mis compañeros se burlaban de mí, de una manera tan burda que me provocaba ganas de llorar. No sólo eso, en casa mi madre era cada vez mas agresiva y cada vez que yo hacía algo malo o alguna travesura sus insultos respecto a mi gordura subían de calibre, mi hermano menor, como todo niño la oía insultarme, y cuando peleábamos por cosas de niños, el repetía los mismo insultos que mi madre. Así pase toda mi infancia, cada día, cada año que pasaba, e iba clavando en mi, como una estaca, que "ser gorda", era malo, era asqueroso, era sucio, era de fracasadas, era algo malo y miserable. Pero intentaba que esos pensamientos no crecieran más, intentaba olvidar, pero un día me ganaron.

Recuerdo que tenía 11 años, 1.53 y 58 kilos y me miré en el espejo, y por primera vez sentí ASCO POR Mi CUERPO, ODIO POR LO QUE VEÍA, un cuerpo enorme, redondo, una cara redonda, hinchada. Terrible. Lo peor venía después. Ingresé a la secundaria, cambie de colego y creía que todo iba mejorar, que no iban a haber más insultos o burlas respecto a mi físico. Pero me equivoqué. Todo fue peor. Las burlas eran más crueles. Gorda, cerda, manteca, chancha etc etc etc. Nunca entendía porqué me odiaban tanto , a veces me mirba en el espejo y decía "dios! pero ni si quiera estoy taaan gorda... ¿o sí?". A los 12 años decidí hacer mi primera dieta. Sabía que comía demás, así que empecé por comer la mitad de todo. Y bajé un poco, en el colegio empezaron a decirme "estás más delgada" , con un tono de voz de asombro, que para mi significaba la gloria. pero no duró mucho, llegó el invierno, y empecé a comer de nuevo, volví a subir varios kilos de los que había bajado. Y volvieron las críticas: "has engordado" "estás más cachetona" "te veo rara" "gorda". Terminó ese año, y decidí ponerme en forma para el año siguiente durante las vacaciones.

Desde niña me interesó mucho la psicología, inclusive leía unas enciclopedias caducas quizá ahora, pero en ese tiempo había la suficiente infomación que me "sirvió" de algún modo para empezar con esto, ya que en ese tiempo no había internet ni casi nada de información sobre el tema en mi país. Leí sobre la bulimia y anorexia en aquellos libros. Y por mi cabeza rondaba la idea. "¿Y si vomito, que pasaría? , Quizá así ya no engordaría y dejarían de insultarme". Lo pensaba una y otra vez. Hasta que lo hice. Una vez, y otra, cada vez "mejor". Resultó en los inviernos en los que por el frío comía , y necesitaba eliminarlo para no engordar. Mi vida se convirtió en aquello, comidas a base de frutas ensaladas y vomitos. Mi peso fluctuaba entre 50 y 55 pero ya no era tanta la diferencia, crecí un poco, media 1.58. Pasaron los años y la bulimia se volvió parte de mi vida, una "necesidad", un "hábito". Era como dormir, como lavarme los dientes, como respirar. No podía dejar de hacerlo. No eran necesario los atracones, simplemente no podía dejar de vomitar, lo que fuera. Tenia ya 17 años, terminé el colegio. Conocí alguien muy bueno, que hizo de mi caótico adolescente mundo algo mejor. Me sentía tan feliz, que mi bulimia pasó a un tercer plano. Pero subí mucho, llegue a 62, gorda como nunca antes.

La época de la "sedación" a causa de la  pasión y enamoramiento pasó, y nuevamente los demonios volvieron a mi cabeza, de nuevo la imagen de obesa infeliz, esta vez no sólo era sentir rabia al mirar mi imagen reflejada, sino era rabia, llanto odio, y empecé a golpearme, la cara, el estómago, a jalarme los cabellos de ira. Era demasiado. En el 2003 decidí volver a lo de antes, pero con "mas disciplina" pensé. Descarté todo alimento y sólo me alimentaba de frutas. Una semana al día comía y vomitaba, descubrí los laxantes y aunque tenía miedo los tomé. Resultó, iba bajando, y me sentía mejor, hasta que cuando llegue a pesar 48 después de muchísimo tiempo, empecé a sentir un miedo terrible, miedo a perderlo todo, miedo a volver a engordar como tantos inviernos en los que volvía a subir de peso. Empecé a restringir más. Ya no frutas, sólo jugos, no harinas, no nada. Vomitos y más dosis de laxantes cada vez que comía. Seguía bajando llegue a 43 y fue increíble. Jamás crei llegar a ese peso. Me sentía feliz y a la vez más aterrorizada que nunca. Así que sin darme cuenta empecé a "alimentarme" de agua, café y chicles. Una comida por semana con posterior vomito y laxantes que me dejaban temblando de lo exhausta que terminaba. Todo eso durante un año.

Era 2004 y tenía 21 años, media 1.60 y llegué a pesar 33 kilos. Sin embargo y por irracional que parezca, seguía viendome GORDA, deforme, horrible. Pero otra parte de mí sabía que estaba pésima, que no tenía fuerza para nada, ni siquiera para estudiar. Me sentía mal. Muy mal.

Yo misma pedí ayuda, mis padre increíblemente no se dieron cuenta de lo mal que estaba, ellos nunca me controlaban la comida, yo era bastante rebelde y malcriada y jamás les hacía caso. Mi madre a quien siempre culpe de todo se sintió culpable, pero poco o nada hacía por aprender a manejar el problema que tenía. Me ingresaron, y en esos meses, sentí por primera vez que mis padres me qerían, que se preocupaban por mí, que yo existía para ellos. Sobretodo para mi padre a quien siempre sentí ausente. Él, era quien más me apoyaba, me aconsejaba, me hablaba, y yo lo adoraba tanto, que le hacía caso. Y aunque me costo intentaba comer, no vomitar, lo intenté... pero sólo logré cambiar externamente.

Me recuperé externamente porque ya pesaba 50 kilos para 1.60 estaba dentro de lo normal. Pero por dentro, aún seguía muy destruída. Me daba cuenta como a medida que subía de peso, mis padres se alejaban cada vez más, ya no me prestaban atencón, ya no eran cariñosos, nuevamente todo volvió a ser como antes. Yo, la gorda fuerte a la que siempre regañaban por todo, la desordenada, la caótica, el asco de la familia. Así me hacían sentir con su indiferencia, o al menos con lo que yo creía era "indiferencia". En ese tiempo se insertó en mi el pensamiento (que hasta ahora no se va) de que al ser delgada me tratarían con delicadeza, con amor , como un cristal... y al ser "normal" o "gorda" me tratarían con indiferencia, desprecio y tosquedad, como casi siempre lo habían hecho.

Y pues la anoréxica, "perfecta", murió, mi vida se convirtió en un desenfreno infernal. Tenía 22 años, empecé a consumir demasiado alcohol, cocaína, marihuana, promiscuidad total. No recuerdo con cuántos hombres estuve en ese tiempo. Conocí a un tipo que terminó por destruir lo poco de diginidad que aún tenía, pues a todo lo que me pasaba, se sumó la relación enfermiza que tuve con él durante casi dos años. Aborté 3 veces (ni siquiera sabía de quienes eran esos bebés), sin ningún cargo de conciencia. Sin asco, sin pena, sin nada. Estaba vacía, rota. Mi única "compañera" era la maldita bulimia. Mi peso fluctuaba entre 51 y 56. A los 23 años, intenté suicidarme dos veces, sin éxito.

A los 24 me ingresaron de nuevo por depresión y bulimia. Yo lo pedí otra vez, porque ya no podía más. Sabía que la relación con esta persona me estaba destruyendo la vida, que no la sentía como vida. Sentía que era incluso peor que mis trastornos con la comida. O no, no sé era una mezcla de todo, era terrible... Estuve un año encerrada en ese lugar, un sitio donde hicieron mediocremente lo que pudieron. Al menos me sirvió para alejarme de ese tipo... al menos. 

Salí y otra vez a enfrentarme con mis miedos. Estaba gorda, pesaba 60 kilos, pues la alimentación en ese lugar era pésima. Aunque se jactaban de tenr nutricionistas y ser especialistas en TCA´s la verdad es que a varias chicas que ingresaban por eso, les daban de alta con un cuerpo amorfo que habían inflado a base de menestras y hamburguesas. En fin. Yo pesaba 60 y obviamente volví a vomitar. Allí no podía pues me vigilaban todo el tiempo.  A los 25 mi vida volvió a ser el mismo caos de antes, volví a tener una relación dependiente otra vez, volví a consumir alcohol y drogas, volví a la promiscuidad. Me sentía fatal de nuevo.

Pero algo sucedió que remeció mi mundo. Murió mi abuelo, alguien a quien quise muchísimo, era como mi padre. Luego de ello volví a la universidad. Su muerte me afectó tanto que sufrí de estrés post traumático y ataques de pánico, mis nervios terminaron por destruirse... Dejé de beber alcohol, deje de consumir, ya que cuando lo hacía los ataques de pánico eran terribles. Fuí a urgencias un par de veces porque creía que me moría.

Seguí estudiando, la bulimia cesó un poco, a veces lo hacía, ya no tan frecuente, durante casi 2 años 26 y 27 años. A los 28 pesando 60 kilos nuevamente volvió algo en mí. Renació mi odio, o mejor dicho "despertó", por que en realidad nunca se fue. Otra vez el llanto al mirarme al espejo, otra vez los golpes. "¡Qué me pasa!" pensaba- "¿ a estas alturas pensando en esto?, ¡no puede ser!". Y sí, en el 2013  los 29 años poco a poco volví a obsesionarme otra vez. Tengo 32 años, mi vida se resume en alcohol, ayunos, comida y vomitos, los fines de semana , hay semanas en que como 4 dias seguidos pero vomito muchas veces... peso entre 45 y 46 kilos, y me siento una maldita cerda. Mi cuerpo está hecho un desastre, tengo huellas en la mano derecha por vomitar. Tiemblo mucho, siento dolores en el cuerpo, mi digestión es un completo asco. Aparte de ello me diagnosticaron Transtorno Borderline. Terminé mi carrera, tengo varios títulos bajo el brazo, pero no trabajo,no puedo, no tolero estar encerrada en una oficina, me asfixia, no puedo, no me siento capaz. No tengo hijos, no quiero tenerlos. No quiero traer al mundo niños que estpen condenados a tener una madre como yo, un futuro con alguien como yo. 

Nadie se imagina por lo que paso. De hecho es poquísima la gente que sabe mi verdadera edad, la mayoría cree que tengo hasta 10 años menos. Y si envejecer es algo que me asusta, o más que envejecer, CRECER es algo que me asusta. Tengo 32 años y aún tengo miedo de crecer. Y lloro por ello, porque me siento un fracaso, porque veo a muchos compañeros míos trabajando, ejerciendo, y yo, ¿de qué me sirve haber estudiado tanto para ahora no hacer nada?. He pasado por 3 trabajos en los que no he durado ni si quiera 2 meses, yo me iba, no soportaba  la rutina, el encierro. No sé que va ser de mí. He pensado muchas veces en el suicidio, porqué soy una cobarde, porque soy una mediocre. Porqué en mi cabeza lo único qu está enquistado como un cáncer es que no quiero volver a ser una maldita gorda nunca más en mi vida. 

Son tantas cosas, mi cabeza es un mundo lleno de preguntas sin respuestas, lleno de miedo, inseguridades, y más miedo. Mi madre no sabe nada de esto , nadie lo sabe. A veces quisiera decírselo, pero quizá como hace 10 años no me entendería. Quizá se sienta culpable, pero no sabría manejarlo, haciéndome sentir más miserable aún.

En fin queridos amigos, esta es mi historia. Larga, patética, pero mi historia al fin de cuentas.

Gracias por leer.

 

¿Conoces a alguien que debería leer esta historia? Compártela

2 comentarios
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Ánimo!! Nunca es tarde para comenzar de nuevo y ser quien deseas ser!!

Comentado hace 8 años Raquel 19
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Esta web falla y me ha resultado imposible dar formato a este texto con acentos y letras "n" con peineta, asi que ruego me disculpes la ortografia.

Bueno. Una historia terrible, la verdad. Los anios que tienes conforman un cuadro infernal exento de vida. Se que es muy tarde ya para animos. Que el camino por recorrer no tiene buen aspecto.

Demasiada lucha y batallas. Son muchas las derrotas y las veces que aun has encontrado voluntad para levantarte. Dentro de esa alondra hay una fuerza atronadora que no encuentra salida. 

Si el mio sirviera, si pudiera disponer de el, me gustaria enviarte un poco de este corazon disfuncional que no sabe dar animo pero quiere acompaniar. 

Ojala no te sientas sola nunca mas. Ojala te sonria la vida aunque sea por una sola vez.

Alguna vez he imaginado entrechocar mis huesos contra los de otra persona con anorexia. Sentir la mutua fragilidad de nuestros cuerpos hambrientos y la decadente debilidad de nuestras mentes enfermas.

También he imaginado amar a alguien con un cuerpo pesado, rollizo, de piel tensa sobre la que rebotar y perderme, donde cambiar el frio de un esqueleto siempre helado y sentirme como un crio agarrado a una teta calentita con alimento.

Amar de forma enfermiza no es la solucion. Imaginar no remedia, solo aparta por un tiempo la realidad. Como una version muy light de las drogas o el alcohol.

Se supone que las terapias deberian disolver nuestros demonios, pero ... ¿ donde dan esas pildoras de autoestima y relax ? ¿ A que precio se pagan ?

Yo no puedo quejarme de nada. Tuve una suerte enorme toda la vida y por eso aun sumo anios. 

Sin embargo no dejo de pensar en Muerte desde los 15. Es una famosa y fiel compañera, ¿ verdad ? Siempre dispuesta a escuchar, a recibirnos. ¡ Nos quiere tanto a todos ! A todos sin excepcion.

Alondra. 

Pajarillo.

Alza el vuelo. 

Deja a todos atras y ...

... vive.

Comentado hace 3 años Luis Angel 7060

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