La Pitiriasis liquenoide varioliforme aguda (PLVA) es una enfermedad de la piel poco común y de origen desconocido. Se caracteriza por la aparición de lesiones en forma de pápulas y vesículas que evolucionan hacia costras y cicatrices. Aunque su pronóstico puede variar de un paciente a otro, en general, la PLVA tiende a ser una enfermedad autolimitada y de curso benigno.
La duración de la enfermedad puede ser variable, con una media de 6 a 8 semanas, pero en algunos casos puede prolongarse hasta varios meses. Durante este tiempo, las lesiones pueden aparecer y desaparecer de forma intermitente, lo que puede generar preocupación en el paciente. Sin embargo, es importante destacar que la PLVA no suele dejar secuelas permanentes en la piel y las lesiones tienden a desaparecer sin dejar cicatrices.
El tratamiento de la PLVA se basa principalmente en el alivio de los síntomas y en acelerar la resolución de las lesiones. Se pueden utilizar cremas o lociones con corticosteroides tópicos para reducir la inflamación y el picor. En casos más graves, se pueden prescribir corticosteroides orales o fototerapia con rayos ultravioleta.
Es importante destacar que la PLVA no es contagiosa y no representa un riesgo para la salud general del paciente. Sin embargo, debido a la apariencia de las lesiones, puede generar preocupación estética y afectar la calidad de vida del paciente. En estos casos, es recomendable buscar apoyo emocional y psicológico para sobrellevar la enfermedad.
En resumen, la Pitiriasis liquenoide varioliforme aguda es una enfermedad de la piel autolimitada y de curso benigno. Aunque puede generar preocupación estética, no suele dejar secuelas permanentes y tiende a desaparecer sin dejar cicatrices. El tratamiento se centra en aliviar los síntomas y acelerar la resolución de las lesiones.