El carbunco, también conocido como ántrax, es una enfermedad infecciosa causada por la bacteria Bacillus anthracis. Esta bacteria es capaz de formar esporas resistentes que pueden sobrevivir en el suelo y en productos de origen animal, como la lana y la piel. El ántrax puede afectar tanto a animales como a humanos.
El carbunco se transmite principalmente a través del contacto directo con animales infectados o sus productos, como carne contaminada o lana sin tratar. También puede ser transmitido por inhalación de esporas o por contacto con heridas abiertas. Aunque es una enfermedad rara en la mayoría de los países desarrollados, sigue siendo endémica en algunas regiones del mundo.
Los síntomas del carbunco pueden variar dependiendo de la forma de infección. La forma cutánea es la más común y se caracteriza por la aparición de una lesión en la piel que se convierte en una úlcera necrótica. La forma gastrointestinal se produce por la ingestión de carne contaminada y se manifiesta con síntomas gastrointestinales como dolor abdominal, vómitos y diarrea. La forma inhalatoria es la más grave y se produce por la inhalación de esporas, pudiendo causar una neumonía grave y potencialmente mortal.
El diagnóstico del carbunco se realiza mediante pruebas de laboratorio que detectan la presencia de la bacteria o sus toxinas en muestras de sangre, piel o líquido cefalorraquídeo. El tratamiento incluye el uso de antibióticos, como la ciprofloxacina o la doxiciclina, y en casos graves puede requerir hospitalización y soporte respiratorio.
La prevención del carbunco se basa en medidas de control de la enfermedad en animales, como la vacunación y la desinfección de áreas contaminadas. También es importante seguir buenas prácticas de higiene, como lavarse las manos después de manipular productos de origen animal y evitar el consumo de carne cruda o poco cocida.
Aunque el carbunco es una enfermedad potencialmente grave, su incidencia es baja en la mayoría de los países. Sin embargo, debido a su capacidad de causar enfermedades graves en humanos y animales, se considera una amenaza para la salud pública y se le presta especial atención en términos de vigilancia y control.