La alimentación selectiva, también conocida como ARFID (Avoidant/Restrictive Food Intake Disorder, por sus siglas en inglés), es un trastorno alimentario que se caracteriza por la evitación o restricción de ciertos alimentos o grupos de alimentos. Aunque no se puede afirmar con certeza si la ARFID es hereditaria, existen evidencias que sugieren que puede haber una predisposición genética a desarrollar este trastorno.
Varios estudios han demostrado que la ARFID tiende a presentarse en familias, lo que sugiere una posible influencia genética. Sin embargo, también es importante tener en cuenta que los factores ambientales y psicológicos desempeñan un papel importante en el desarrollo de este trastorno. Por lo tanto, es probable que la ARFID sea el resultado de una combinación de factores genéticos y ambientales.
Se ha observado que las personas con ARFID a menudo tienen familiares cercanos que también tienen problemas con la alimentación selectiva. Esto podría indicar que hay una predisposición genética a desarrollar este trastorno. Sin embargo, es importante destacar que la ARFID no es exclusivamente hereditaria y que la influencia de los factores ambientales no debe ser subestimada.
Además de la predisposición genética, también se ha sugerido que la ARFID puede estar relacionada con ciertos rasgos de personalidad. Por ejemplo, las personas con ARFID a menudo presentan rasgos de ansiedad, perfeccionismo y sensibilidad sensorial. Estos rasgos pueden influir en la forma en que las personas perciben y experimentan los alimentos, lo que a su vez puede contribuir al desarrollo de la ARFID.
Es importante tener en cuenta que la ARFID es un trastorno complejo y multifactorial, por lo que no se puede atribuir únicamente a la genética. Los factores ambientales, como la crianza y las experiencias tempranas con la alimentación, también desempeñan un papel importante en el desarrollo de la ARFID. Por ejemplo, si un niño crece en un entorno en el que se le permite ser selectivo con los alimentos y no se le anima a probar nuevos alimentos, es más probable que desarrolle la ARFID.
En resumen, aunque la ARFID puede tener una predisposición genética, no se puede afirmar con certeza que sea hereditaria. Es probable que la ARFID sea el resultado de una combinación de factores genéticos, ambientales y psicológicos. Se necesita más investigación para comprender completamente los mecanismos subyacentes de este trastorno y su relación con la genética.