La Alimentación Selectiva Restringida Evitativa (ARFID, por sus siglas en inglés) es un trastorno alimentario que se caracteriza por una selección limitada de alimentos y una aversión o evitación hacia ciertos tipos de alimentos. A diferencia de otros trastornos alimentarios como la anorexia o la bulimia, en la ARFID no existe una preocupación por la forma o el peso corporal, sino que se centra principalmente en la calidad y variedad de los alimentos consumidos.
Los síntomas de la ARFID pueden variar en cada individuo, pero generalmente se pueden identificar algunos patrones comunes. Uno de los síntomas más evidentes es la restricción de alimentos, lo que implica una selección muy limitada de alimentos que la persona está dispuesta a consumir. Esto puede incluir una preferencia por ciertos grupos de alimentos, como solo comer alimentos blandos o solo consumir alimentos de un color específico.
Otro síntoma característico de la ARFID es la aversión o evitación de ciertos alimentos o texturas. Las personas con ARFID pueden experimentar una fuerte repulsión hacia ciertos alimentos debido a su olor, sabor, textura o apariencia. Esto puede llevar a evitar por completo la ingesta de esos alimentos, lo que puede resultar en una dieta muy limitada y desequilibrada.
Además, las personas con ARFID suelen tener una sensibilidad extrema hacia los estímulos sensoriales relacionados con la alimentación. Pueden ser muy sensibles a los olores, sabores, texturas y temperaturas de los alimentos, lo que puede dificultar aún más la ampliación de su dieta. Estas sensibilidades pueden ser tan intensas que pueden provocar náuseas o vómitos al intentar comer ciertos alimentos.
La ARFID también puede estar asociada con la falta de interés o apetito por la comida. Las personas con este trastorno pueden mostrar poco interés en la comida, tener dificultades para sentir hambre o tener una falta de apetito constante. Esto puede llevar a una ingesta insuficiente de nutrientes y a la pérdida de peso o problemas de crecimiento en los niños.
Además de los síntomas físicos, la ARFID también puede tener un impacto significativo en el bienestar emocional y social de la persona. Las personas con ARFID pueden experimentar ansiedad o angustia alrededor de la comida, especialmente en situaciones sociales donde se espera que se coma una variedad de alimentos. Esto puede llevar a evitar eventos sociales relacionados con la comida o a sentirse avergonzado o estigmatizado por sus hábitos alimentarios.
Es importante destacar que la ARFID no es simplemente una "manía" o una preferencia alimentaria selectiva. Los síntomas de la ARFID son lo suficientemente graves como para afectar la calidad de vida de la persona y pueden llevar a deficiencias nutricionales y problemas de salud a largo plazo.
Si sospechas que tú o alguien que conoces puede tener ARFID, es importante buscar ayuda profesional. Un médico o un especialista en trastornos alimentarios pueden realizar una evaluación exhaustiva y proporcionar un diagnóstico adecuado. El tratamiento para la ARFID puede incluir terapia cognitivo-conductual, terapia nutricional y apoyo emocional para ayudar a la persona a ampliar su dieta y desarrollar una relación más saludable con la comida.