La distrofia muscular de Becker es una enfermedad hereditaria que afecta principalmente a los músculos esqueléticos. Se transmite de forma autosómica recesiva, lo que significa que ambos padres deben portar el gen defectuoso para que un hijo tenga la enfermedad. Sin embargo, en algunos casos raros, la enfermedad puede transmitirse de forma autosómica dominante, lo que significa que solo se necesita un gen defectuoso para que se desarrolle la enfermedad.
El gen responsable de la distrofia muscular de Becker se encuentra en el cromosoma X. Esto significa que los hombres tienen un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad, ya que solo tienen un cromosoma X, mientras que las mujeres tienen dos. Si una mujer es portadora del gen defectuoso, tiene un 50% de probabilidad de transmitirlo a sus hijos, independientemente de su género. Sin embargo, si un hombre tiene el gen defectuoso, lo transmitirá a todas sus hijas, pero no a sus hijos varones.
Es importante destacar que incluso si una persona hereda el gen defectuoso, no necesariamente desarrollará la enfermedad. La gravedad de la distrofia muscular de Becker puede variar ampliamente, incluso entre miembros de la misma familia. Esto se debe a factores genéticos y ambientales que pueden influir en la expresión de los genes.
En resumen, la distrofia muscular de Becker es una enfermedad hereditaria que se transmite de forma autosómica recesiva o, en casos raros, autosómica dominante. La probabilidad de desarrollar la enfermedad depende de si se hereda el gen defectuoso y de otros factores genéticos y ambientales. Es importante buscar asesoramiento genético si hay antecedentes familiares de la enfermedad y se está considerando tener hijos.