El Síndrome de Chandler, también conocido como síndrome de la órbita, es una enfermedad ocular poco común que afecta la córnea y la conjuntiva. Fue descrito por primera vez en 1978 por el oftalmólogo David G. Chandler, de ahí su nombre.
Este síndrome se caracteriza por la presencia de edema corneal, es decir, acumulación de líquido en la córnea, lo cual puede ocasionar visión borrosa y molestias oculares. Además, se puede observar enrojecimiento y dilatación de los vasos sanguíneos en la conjuntiva, lo que contribuye a la apariencia inflamada del ojo.
La causa exacta del Síndrome de Chandler no se conoce con certeza, aunque se cree que está relacionada con una alteración en el drenaje del humor acuoso, el líquido que se encuentra dentro del ojo. Esto puede deberse a una obstrucción en los canales de drenaje o a un aumento en la producción de este líquido.
Los síntomas del Síndrome de Chandler pueden variar en intensidad y duración. Algunas personas pueden experimentar episodios de edema corneal recurrente, mientras que en otros casos puede ser más crónico. Además del edema corneal, los pacientes pueden presentar sensibilidad a la luz, dolor ocular, ojos llorosos y sensación de cuerpo extraño en el ojo.
El diagnóstico del Síndrome de Chandler se basa en la evaluación clínica de los síntomas y en la observación de los cambios en la córnea y la conjuntiva. Además, pueden realizarse pruebas adicionales, como la medición de la presión intraocular y la evaluación de la función de los canales de drenaje del humor acuoso.
El tratamiento del Síndrome de Chandler tiene como objetivo aliviar los síntomas y prevenir las complicaciones. En casos leves, puede ser suficiente el uso de lágrimas artificiales para mantener la humedad en los ojos y aliviar la sequedad ocular. En casos más graves, pueden ser necesarios medicamentos tópicos, como corticosteroides o colirios hipertónicos, para reducir la inflamación y el edema corneal.
En algunos casos refractarios al tratamiento conservador, puede ser necesario recurrir a técnicas quirúrgicas para mejorar el drenaje del humor acuoso. Estas pueden incluir la realización de una iridotomía, que consiste en hacer una pequeña abertura en el iris para facilitar el flujo del líquido, o la colocación de un tubo de drenaje en el ojo.
El pronóstico del Síndrome de Chandler es variable y depende de la gravedad de los síntomas y de la respuesta al tratamiento. En general, el edema corneal tiende a mejorar con el tiempo, pero en algunos casos puede persistir y ocasionar complicaciones, como el desarrollo de glaucoma secundario.
En conclusión, el Síndrome de Chandler es una enfermedad ocular poco común que se caracteriza por la presencia de edema corneal y cambios en la conjuntiva. Aunque la causa exacta no se conoce, se cree que está relacionada con alteraciones en el drenaje del humor acuoso. El tratamiento incluye medidas conservadoras y, en casos graves, intervenciones quirúrgicas para mejorar el drenaje del líquido. El pronóstico es variable y depende de la gravedad de los síntomas y de la respuesta al tratamiento.