El Síndrome de Charcot-Marie-Tooth (CMT) es una enfermedad neuromuscular hereditaria que afecta los nervios periféricos, causando debilidad muscular y deterioro progresivo de la función motora. Aunque se conocen varios tipos de CMT, la mayoría de los casos son causados por mutaciones genéticas que afectan la estructura o función de las proteínas que desempeñan un papel crucial en la mielina, la capa protectora que rodea los nervios.
Una de las principales causas del CMT es la herencia genética. La enfermedad se transmite de padres a hijos a través de un patrón autosómico dominante o autosómico recesivo. En el caso del CMT autosómico dominante, basta con que uno de los padres transmita el gen mutado para que el hijo desarrolle la enfermedad. Por otro lado, en el CMT autosómico recesivo, ambos padres deben transmitir el gen mutado para que el hijo sea afectado. Estos genes mutados pueden afectar la producción de proteínas necesarias para el correcto funcionamiento de los nervios periféricos.
Existen diferentes genes asociados al CMT, y cada tipo de CMT está relacionado con una mutación específica. Por ejemplo, el CMT tipo 1 está asociado con mutaciones en los genes que codifican las proteínas de la mielina, como la proteína PMP22, la proteína MPZ y la proteína Cx32. Estas mutaciones alteran la producción o función de estas proteínas, lo que lleva a un deterioro de la mielina y, por lo tanto, a una disfunción en la transmisión de los impulsos nerviosos.
Otra posible causa del CMT es la mutación de genes que codifican proteínas necesarias para el funcionamiento de los axones, las estructuras que transmiten los impulsos nerviosos. Por ejemplo, el CMT tipo 2 está asociado con mutaciones en los genes que codifican las proteínas mitocondriales, como la proteína mitofusina 2 y la proteína RAB7. Estas mutaciones afectan la función de las mitocondrias, que son las encargadas de suministrar energía a los axones, lo que resulta en una disfunción axonal.
Además de las causas genéticas, existen factores ambientales que pueden influir en el desarrollo y progresión del CMT. Por ejemplo, la exposición a toxinas ambientales, como el plomo y el mercurio, se ha asociado con un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad o de empeorar sus síntomas. Asimismo, ciertas infecciones virales o bacterianas pueden desencadenar la aparición de síntomas en personas con predisposición genética al CMT.
En resumen, el Síndrome de Charcot-Marie-Tooth es causado principalmente por mutaciones genéticas que afectan la estructura o función de las proteínas necesarias para el correcto funcionamiento de los nervios periféricos. Estas mutaciones pueden afectar la producción de mielina o la función de los axones, lo que lleva a una disfunción en la transmisión de los impulsos nerviosos. Además, factores ambientales como la exposición a toxinas o ciertas infecciones pueden influir en el desarrollo y progresión de la enfermedad. Es importante destacar que, si bien se conocen las causas del CMT, aún se está investigando para comprender mejor los mecanismos subyacentes y desarrollar tratamientos más efectivos.