La Fibrosis Quística es una enfermedad genética hereditaria que se transmite de padres a hijos. Se debe a una mutación en el gen CFTR, que afecta la producción de una proteína necesaria para regular el paso de sal y agua a través de las células. Esta mutación se hereda de forma autosómica recesiva, lo que significa que ambos padres deben ser portadores del gen mutado para que un hijo tenga la enfermedad.
La Fibrosis Quística (FQ) es una enfermedad genética hereditaria que afecta principalmente a los sistemas respiratorio y digestivo. Es causada por una mutación en el gen CFTR (Cystic Fibrosis Transmembrane Conductance Regulator), que es responsable de producir una proteína que regula el transporte de iones a través de las membranas celulares.
La herencia de la FQ sigue un patrón autosómico recesivo, lo que significa que ambos padres deben transmitir una copia mutada del gen CFTR para que un individuo desarrolle la enfermedad. Si ambos padres son portadores del gen mutado, existe un 25% de probabilidad de que cada uno de sus hijos herede la FQ, un 50% de probabilidad de que sean portadores asintomáticos y un 25% de probabilidad de que no hereden ni la enfermedad ni la condición de portadores.
Cuando una persona hereda una copia mutada del gen CFTR de uno de sus padres y una copia normal del otro, se convierte en portadora asintomática de la FQ. Esto significa que no desarrollará la enfermedad, pero puede transmitir la mutación a sus hijos. Si una persona es portadora asintomática y su pareja también lo es, existe un 25% de probabilidad de que cada uno de sus hijos herede una copia mutada del gen y desarrolle la FQ.
La FQ afecta a ambos sexos por igual y puede manifestarse de diferentes formas y grados de gravedad. Los síntomas más comunes incluyen problemas respiratorios como tos crónica, infecciones pulmonares recurrentes, dificultad para respirar y producción excesiva de moco espeso y pegajoso. También puede afectar al sistema digestivo, causando problemas como dificultad para digerir los alimentos, malnutrición, retraso en el crecimiento y desarrollo, y obstrucción intestinal.
El diagnóstico de la FQ se realiza mediante pruebas genéticas que detectan la presencia de mutaciones en el gen CFTR. Estas pruebas pueden realizarse antes del nacimiento, durante la infancia o en cualquier momento de la vida. Es importante destacar que existen más de 2,000 mutaciones diferentes en el gen CFTR, y la presencia de diferentes mutaciones puede influir en la gravedad y el curso de la enfermedad en cada individuo.
Aunque actualmente no existe cura para la FQ, los avances en el tratamiento han mejorado significativamente la calidad de vida y la esperanza de vida de las personas afectadas. El tratamiento se basa en el control de los síntomas y la prevención de complicaciones. Incluye terapias respiratorias, medicamentos para diluir el moco, antibióticos para tratar infecciones, suplementos nutricionales y terapia física.
Además del tratamiento médico, es fundamental que las personas con FQ sigan un estilo de vida saludable que incluya una dieta equilibrada, ejercicio regular y evite el tabaquismo y la exposición a sustancias irritantes. También es importante recibir un seguimiento médico regular y participar en programas de atención especializada para la FQ.
En resumen, la Fibrosis Quística es una enfermedad genética hereditaria que se transmite de forma autosómica recesiva. Ambos padres deben ser portadores de una copia mutada del gen CFTR para que un individuo desarrolle la enfermedad. El diagnóstico se realiza mediante pruebas genéticas y el tratamiento se basa en el control de los síntomas y la prevención de complicaciones. Aunque no existe cura, los avances en el tratamiento han mejorado la calidad de vida de las personas con FQ.