La Distrofia Muscular de Duchenne (DMD) es una enfermedad genética que afecta principalmente a los músculos y se caracteriza por una degeneración progresiva de los mismos. A medida que avanza la enfermedad, los músculos se debilitan y se produce una pérdida de la función muscular, lo que puede dificultar la realización de actividades físicas.
En general, se recomienda que las personas con DMD realicen ejercicio físico de forma regular, ya que puede tener beneficios tanto a nivel físico como psicológico. Sin embargo, es importante tener en cuenta que el tipo de deporte, la frecuencia e intensidad del ejercicio deben ser adaptados a las necesidades y capacidades individuales de cada persona.
En el caso de las personas con DMD, es fundamental contar con la supervisión y orientación de profesionales de la salud, como médicos especialistas en rehabilitación, fisioterapeutas y entrenadores especializados en enfermedades neuromusculares. Estos profesionales podrán evaluar el estado físico de la persona y diseñar un programa de ejercicio adecuado a sus necesidades.
En términos generales, se recomienda que las personas con DMD realicen ejercicios de fortalecimiento muscular de baja intensidad y resistencia moderada. Esto puede incluir ejercicios de bajo impacto, como caminar, nadar o realizar ejercicios en el agua, que ayudan a fortalecer los músculos sin ejercer una carga excesiva sobre ellos.
Es importante tener en cuenta que la frecuencia e intensidad del ejercicio deben ser adaptadas a las capacidades individuales de cada persona. En general, se recomienda que las personas con DMD realicen ejercicio físico de forma regular, al menos tres veces por semana, con sesiones de aproximadamente 30 minutos a una hora. Sin embargo, es importante que cada persona siga las recomendaciones de su equipo médico y realice el ejercicio de acuerdo a sus propias capacidades y límites.
Además del ejercicio físico, es importante que las personas con DMD realicen también ejercicios de estiramiento y movilidad articular, para mantener la flexibilidad y prevenir la rigidez muscular. Estos ejercicios pueden incluir estiramientos suaves, movimientos articulares y ejercicios de respiración.
Es importante destacar que el ejercicio físico en personas con DMD no tiene como objetivo detener o revertir la progresión de la enfermedad, ya que se trata de una enfermedad genética sin cura. Sin embargo, el ejercicio puede ayudar a mantener la fuerza muscular, mejorar la movilidad y la calidad de vida en general.
En resumen, el ejercicio físico puede ser beneficioso para las personas con DMD, siempre y cuando se realice de forma adecuada y adaptada a las capacidades individuales de cada persona. Se recomienda la supervisión y orientación de profesionales de la salud especializados en enfermedades neuromusculares. El tipo de deporte recomendado suele ser de baja intensidad y resistencia moderada, como caminar, nadar o realizar ejercicios en el agua. La frecuencia e intensidad del ejercicio deben ser adaptadas a las necesidades y capacidades individuales de cada persona. Además del ejercicio físico, también se recomienda realizar ejercicios de estiramiento y movilidad articular.