La disautonomía y el síndrome de taquicardia ortostática postural (POTS, por sus siglas en inglés) son trastornos que afectan el sistema nervioso autónomo, que es responsable de regular las funciones involuntarias del cuerpo, como la presión arterial, la frecuencia cardíaca, la digestión y la temperatura corporal. Estos trastornos pueden tener una variedad de síntomas, que pueden variar en intensidad y duración de una persona a otra. A continuación, se describirán algunos de los síntomas más comunes asociados con la disautonomía y el POTS.
Uno de los síntomas más característicos de la disautonomía y el POTS es la taquicardia ortostática, que es un aumento significativo en la frecuencia cardíaca al cambiar de posición de acostado a estar de pie. Esto puede provocar palpitaciones, sensación de latidos rápidos o fuertes en el pecho, mareos y desmayos. Además de la taquicardia ortostática, muchas personas con disautonomía y POTS también experimentan cambios en la presión arterial al cambiar de posición, lo que puede resultar en hipotensión ortostática (presión arterial baja al estar de pie) o hipertensión ortostática (presión arterial alta al estar de pie).
Otro síntoma común de la disautonomía y el POTS es la fatiga extrema. Muchas personas con estos trastornos se sienten cansadas y agotadas todo el tiempo, incluso después de descansar adecuadamente. Esta fatiga puede ser debilitante y dificultar la realización de actividades diarias normales. Además de la fatiga, las personas con disautonomía y POTS también pueden experimentar debilidad muscular y falta de resistencia física.
Los síntomas gastrointestinales son también comunes en la disautonomía y el POTS. Esto puede incluir náuseas, vómitos, dolor abdominal, distensión abdominal, estreñimiento o diarrea. Estos síntomas pueden ser intermitentes y empeorar con el estrés o la ingesta de alimentos.
La disautonomía y el POTS también pueden afectar el sistema nervioso central, lo que puede llevar a síntomas como mareos, vértigo, desequilibrio, sensación de desmayo, dificultad para concentrarse o problemas de memoria. Estos síntomas pueden ser especialmente desafiantes y afectar la calidad de vida de las personas afectadas.
Además de los síntomas físicos, la disautonomía y el POTS también pueden tener un impacto significativo en la salud mental y emocional. Muchas personas con estos trastornos experimentan ansiedad, depresión, cambios de humor, irritabilidad y dificultad para lidiar con el estrés. Estos síntomas pueden ser consecuencia de la carga física y emocional que implica vivir con una enfermedad crónica, así como de los cambios en los neurotransmisores y la regulación emocional asociados con la disautonomía y el POTS.
Es importante tener en cuenta que los síntomas de la disautonomía y el POTS pueden variar de una persona a otra. Algunas personas pueden experimentar solo algunos de los síntomas mencionados anteriormente, mientras que otras pueden experimentar una combinación de ellos. Además, la gravedad de los síntomas puede variar, desde leves y manejables hasta graves y debilitantes.
Si experimentas alguno de estos síntomas, es importante buscar atención médica para un diagnóstico adecuado. Un médico especializado en trastornos del sistema nervioso autónomo, como un neurólogo o un cardiólogo, puede realizar un examen físico, revisar tu historial médico y realizar pruebas adicionales, como pruebas de la función cardíaca o pruebas de inclinación, para confirmar el diagnóstico de disautonomía o POTS.
En resumen, la disautonomía y el síndrome de taquicardia ortostática postural pueden presentarse con una variedad de síntomas, que pueden afectar diferentes sistemas del cuerpo. Estos síntomas pueden incluir taquicardia ortostática, cambios en la presión arterial, fatiga, síntomas gastrointestinales, problemas del sistema nervioso central y síntomas emocionales. Si experimentas alguno de estos síntomas, es importante buscar atención médica para un diagnóstico y tratamiento adecuados.