La erliquiosis canina es una enfermedad transmitida por garrapatas que afecta a los perros. Es causada por la bacteria Ehrlichia canis y puede tener síntomas variados dependiendo de la etapa de la enfermedad. A continuación, se describirán los síntomas más comunes de la erliquiosis canina.
En la etapa aguda de la enfermedad, los perros pueden presentar fiebre alta, letargo, pérdida de apetito y pérdida de peso. También pueden tener ganglios linfáticos inflamados, sangrado nasal, dificultad para respirar y cojera debido a la inflamación de las articulaciones. Otros síntomas incluyen vómitos, diarrea, tos y conjuntivitis.
A medida que la enfermedad progresa a la etapa subclínica, los síntomas pueden ser menos evidentes. Sin embargo, los perros pueden mostrar signos de anemia, como encías pálidas, debilidad y falta de energía. También pueden tener problemas de coagulación, lo que puede resultar en hemorragias internas o externas. Además, la erliquiosis canina puede afectar el sistema inmunológico, lo que hace que los perros sean más susceptibles a otras infecciones.
En la etapa crónica de la enfermedad, los síntomas pueden ser más graves y persistentes. Los perros pueden desarrollar problemas neurológicos, como convulsiones, debilidad en las extremidades y dificultad para coordinar los movimientos. También pueden experimentar inflamación en los ojos, lo que puede causar enrojecimiento, secreción y visión borrosa. Otros síntomas incluyen problemas renales, como aumento de la sed y la micción, así como pérdida de peso continua.
Es importante destacar que los síntomas de la erliquiosis canina pueden variar en cada perro y algunos pueden no mostrar signos clínicos evidentes. Además, los síntomas pueden confundirse con otras enfermedades, por lo que es fundamental realizar pruebas de diagnóstico adecuadas, como análisis de sangre y pruebas serológicas, para confirmar la presencia de la enfermedad.
En conclusión, la erliquiosis canina puede presentar una variedad de síntomas que van desde fiebre, letargo y pérdida de apetito en la etapa aguda, hasta anemia, problemas de coagulación y complicaciones neurológicas en etapas más avanzadas. Si se sospecha de la presencia de esta enfermedad, es importante buscar atención veterinaria para un diagnóstico y tratamiento adecuados.