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Ser mujer no debe doler.

Tenia 24 cuando empecé a padecer de un dolor pesado luego de mi periodo. Era un dolor como si me golpearan el bajo vientre, y a veces hasta se me hacía difícil caminar. Recuerdo una vez que una vez un amigo me dijo que me cambiara de zapatos porque se notaba que esos me lastimaban y no podía caminar muy bien, pero era lo que me pasaba después del periodo.

Yo pensaba que era normal y por eso solía no quejarme. A los 27 comencé a tener hemorragias interminables y dolorosas que me hacían vomitar, el dolor era tan imposibilitante que pare más de tres veces en el hospital.  Comenzó mi calvario de exámenes y médicos, luego las cirugías exploratorias y el diagnóstico. El médico me dio 18 dosis de lupron cuando lo normal son 6.  Eso no me hizo mejorar, pero en cambio me dejó osteopenia en la cadera y fémur derecho.

Como no mejore el doctor programó una cirugía para limpiar, sin embargo cuando desperté de la cirugía, me enteré de la manera más burda que mi médico y mi familia decidio dejarme sin útero, a pesar que no había tenido bebés y tenía 28!!!!!

Lo más triste es que la histerectomia no fue una solución. A los 29 sufrí de estrangulamiento del intestino delgado por la endometriosis. Casi muero luego de 2 semanas de dolor y vomitar sin parar.  Para salvarme la vida me quitaron la mitad del intestino delgado y luego una recuperación donde hube de aprender a controlar mis esfínteres anales de nuevo.

Desde los 30 tomó 1 cerazette al día, los dolores físicos han disminuido y los síntomas físicos son pocos. Sin embargo, debo de vivir con el dolor de ser infertil, y con los problemas de autoestima que esto me acarrea.

Actualmente, trabajo en un proyecto de gráfica artistica para hacer consciencia que no es normal que ser mujer duela. En agosto inauguro mi muestra y espero que esto impacte a otras mujeres para empoderarse de su cuerpo, de tomar decisiones libres y bajo pleno conocimiento.

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