La atresia esofágica es una malformación congénita en la que el esófago no se desarrolla correctamente, lo que resulta en una obstrucción parcial o completa del paso de alimentos desde la boca hasta el estómago. Si sospechas que puedes tener atresia esofágica, es importante buscar atención médica de inmediato.
Los síntomas más comunes de la atresia esofágica en los recién nacidos incluyen dificultad para tragar, tos o asfixia durante la alimentación, babeo excesivo, reflujo frecuente, hinchazón abdominal o vómitos. Además, algunos bebés pueden presentar dificultad para respirar o cianosis (coloración azulada de la piel) debido a la aspiración de alimentos hacia los pulmones.
El diagnóstico de la atresia esofágica se realiza mediante pruebas médicas como radiografías contrastadas del esófago, ecografías y endoscopias. Estas pruebas permitirán al médico evaluar la estructura y función del esófago y confirmar la presencia de la atresia.
Si se confirma el diagnóstico de atresia esofágica, el tratamiento generalmente implica una cirugía para corregir la obstrucción. Durante la intervención, se reconstruye el esófago y se conecta a la boca y al estómago. Después de la cirugía, se requerirá un período de recuperación y se seguirá un plan de alimentación especial para garantizar una nutrición adecuada.
En resumen, si presentas dificultades para tragar, tos o asfixia durante la alimentación, y otros síntomas mencionados, es fundamental buscar atención médica para obtener un diagnóstico y tratamiento adecuados. Solo un médico podrá confirmar si tienes atresia esofágica y proporcionar el cuidado necesario.