La displasia fibromuscular arterial (DFA) es una enfermedad poco común que afecta principalmente a las arterias de mediano y gran tamaño, especialmente las arterias renales y carótidas. Los síntomas de la DFA pueden variar dependiendo de la ubicación y gravedad de la enfermedad.
En algunos casos, la DFA puede ser asintomática y solo se detecta durante exámenes médicos de rutina. Sin embargo, cuando los síntomas están presentes, pueden incluir hipertensión arterial, dolor de cabeza, mareos, zumbido en los oídos, debilidad o entumecimiento en los brazos o piernas, dificultad para hablar, visión borrosa o doble, y dolor en el pecho.
En el caso de la DFA renal, los síntomas pueden incluir hipertensión arterial resistente al tratamiento, dolor en el costado o en el abdomen, sangre en la orina, disminución de la función renal y desarrollo de insuficiencia renal.
La DFA carotídea puede manifestarse con síntomas similares a los de un accidente cerebrovascular, como debilidad o entumecimiento en un lado del cuerpo, dificultad para hablar, visión borrosa o pérdida de la visión en un ojo, y dificultad para caminar.
Es importante destacar que los síntomas de la DFA pueden variar en cada individuo y no todos los pacientes experimentan los mismos síntomas. Además, la gravedad de los síntomas puede depender del grado de obstrucción o estrechamiento de las arterias afectadas.
Si se sospecha de una DFA, es fundamental buscar atención médica para un diagnóstico adecuado. El médico puede realizar pruebas como ecografías, angiografías o tomografías computarizadas para evaluar el estado de las arterias y determinar el mejor enfoque de tratamiento.
En conclusión, los síntomas de la displasia fibromuscular arterial pueden variar dependiendo de la ubicación y gravedad de la enfermedad, pero pueden incluir hipertensión arterial, dolor de cabeza, mareos, debilidad o entumecimiento en extremidades, dificultad para hablar y visión alterada. Es importante buscar atención médica para un diagnóstico y tratamiento adecuados.