La malabsorción de glucosa-galactosa es un trastorno hereditario poco común que afecta la capacidad del intestino delgado para absorber y procesar los azúcares simples glucosa y galactosa. Estos azúcares se encuentran en muchos alimentos, como la leche y sus derivados.
En condiciones normales, las células del intestino delgado tienen en su superficie unas proteínas llamadas transportadores de glucosa-galactosa, encargadas de captar y transportar estos azúcares hacia el torrente sanguíneo. Sin embargo, en las personas con malabsorción de glucosa-galactosa, estas proteínas no funcionan correctamente, lo que impide la absorción adecuada de glucosa y galactosa.
Como resultado, cuando una persona con malabsorción de glucosa-galactosa consume alimentos que contienen estos azúcares, experimenta síntomas gastrointestinales como diarrea acuosa, distensión abdominal, cólicos y vómitos. Estos síntomas suelen aparecer poco después de la ingesta de alimentos y pueden ser especialmente graves en los lactantes alimentados con leche materna o fórmula láctea.
El diagnóstico de la malabsorción de glucosa-galactosa se realiza mediante pruebas genéticas que identifican las mutaciones en los genes responsables de este trastorno. No existe cura para esta condición, por lo que el tratamiento se basa en una dieta estricta libre de glucosa y galactosa. Los afectados deben evitar alimentos que contengan estos azúcares, lo que significa eliminar la leche y sus derivados de su dieta.
En resumen, la malabsorción de glucosa-galactosa es un trastorno hereditario que afecta la absorción de glucosa y galactosa en el intestino delgado, causando síntomas gastrointestinales. Su diagnóstico se basa en pruebas genéticas y el tratamiento implica una dieta restringida en glucosa y galactosa.