La artritis infecciosa, también conocida como artritis séptica, es una enfermedad que se caracteriza por la inflamación de una articulación debido a una infección bacteriana, viral o fúngica. Los síntomas de esta condición pueden variar dependiendo del tipo de microorganismo involucrado y la gravedad de la infección.
Uno de los síntomas más comunes de la artritis infecciosa es el dolor intenso en la articulación afectada. Este dolor suele ser constante y empeora con el movimiento. Además, la articulación puede estar caliente al tacto, enrojecida e hinchada. La movilidad de la articulación también puede verse limitada debido a la inflamación y el dolor.
Otros síntomas que pueden estar presentes incluyen fiebre, escalofríos y malestar general. La fiebre es un signo de que el cuerpo está luchando contra la infección y puede ser alta en casos más graves. Los escalofríos son comunes y pueden ir acompañados de sudoración excesiva. Además, algunas personas pueden experimentar fatiga y debilidad debido a la respuesta del sistema inmunológico al combate de la infección.
En casos más avanzados de artritis infecciosa, pueden aparecer síntomas más graves como rigidez articular, deformidad de la articulación afectada y drenaje de líquido o pus. Estos síntomas indican una infección más severa y requieren atención médica inmediata.
Es importante destacar que los síntomas de la artritis infecciosa pueden ser similares a los de otras enfermedades articulares, como la artritis reumatoide o la gota. Por lo tanto, es fundamental buscar atención médica para obtener un diagnóstico preciso y un tratamiento adecuado.
En resumen, los síntomas de la artritis infecciosa incluyen dolor intenso, inflamación, enrojecimiento, calor y limitación de la movilidad en la articulación afectada. Además, pueden estar presentes fiebre, escalofríos, fatiga y debilidad. En casos más graves, pueden aparecer rigidez articular, deformidad y drenaje de líquido o pus. Si experimentas alguno de estos síntomas, es importante buscar atención médica de inmediato.