El Síndrome de Kostmann, también conocido como neutropenia congénita severa, es una enfermedad rara y hereditaria que afecta al sistema inmunológico. Se caracteriza por una disminución severa de los neutrófilos, un tipo de glóbulo blanco encargado de combatir infecciones bacterianas. Esta condición puede llevar a una mayor susceptibilidad a infecciones recurrentes y graves.
En cuanto a su heredabilidad, se ha demostrado que el Síndrome de Kostmann sigue un patrón autosómico recesivo. Esto significa que para que un individuo presente la enfermedad, debe heredar una copia del gen mutado de ambos padres. Si solo se hereda una copia del gen mutado, la persona será portadora del gen pero no desarrollará la enfermedad.
El gen responsable de esta condición se conoce como ELANE y se encuentra en el cromosoma 19. Las mutaciones en este gen afectan la producción y maduración de los neutrófilos, lo que resulta en una disminución de su número en la sangre. Estas mutaciones pueden ser transmitidas de generación en generación si ambos padres son portadores del gen mutado.
Es importante destacar que, aunque el Síndrome de Kostmann es hereditario, no todas las personas que heredan una copia del gen mutado desarrollarán la enfermedad. Algunos individuos pueden ser portadores asintomáticos y no presentar los síntomas característicos de la neutropenia congénita severa. Sin embargo, si dos portadores del gen mutado tienen un hijo, existe un 25% de probabilidad de que el niño herede ambas copias del gen y desarrolle la enfermedad.
En resumen, el Síndrome de Kostmann es una enfermedad hereditaria que sigue un patrón autosómico recesivo. Para que un individuo presente la enfermedad, debe heredar una copia del gen mutado de ambos padres. Sin embargo, no todas las personas que heredan una copia del gen mutado desarrollarán la enfermedad, pudiendo ser portadores asintomáticos. Es importante contar con asesoramiento genético para comprender mejor el riesgo de heredar esta enfermedad y tomar decisiones informadas.