El sarampión es una enfermedad viral altamente contagiosa que afecta principalmente a los niños. Es importante destacar que el reposo y el aislamiento son fundamentales durante el período de contagio para evitar la propagación de la enfermedad. Por lo tanto, no se recomienda realizar deporte mientras se padece sarampión.
Durante la fase aguda de la enfermedad, los síntomas como fiebre, erupción cutánea, tos y congestión nasal pueden debilitar al paciente y afectar su capacidad para realizar actividad física. Además, el sarampión puede causar complicaciones como neumonía, otitis media y encefalitis, por lo que es esencial permitir que el cuerpo descanse y se recupere adecuadamente.
Una vez que el paciente se ha recuperado completamente y ha pasado el período de contagio, se puede considerar la reintroducción gradual de la actividad física. Sin embargo, es importante consultar con un médico antes de retomar cualquier tipo de deporte.
La elección del deporte dependerá de la edad, condición física y preferencias del individuo. Actividades de baja intensidad como caminar, nadar o practicar yoga pueden ser opciones adecuadas para comenzar. Estas actividades ayudan a fortalecer el sistema inmunológico, mejorar la circulación y promover la recuperación general del cuerpo.
En cuanto a la frecuencia e intensidad, es recomendable comenzar con sesiones cortas y de baja intensidad, aumentando gradualmente la duración y la intensidad a medida que el individuo se sienta más fuerte y enérgico. Es importante escuchar al cuerpo y no forzarlo más allá de sus límites, ya que la recuperación completa puede llevar tiempo.
En resumen, no se recomienda hacer deporte durante la fase aguda del sarampión. Después de recuperarse completamente y con el visto bueno de un médico, se puede considerar la reintroducción gradual de la actividad física, comenzando con actividades de baja intensidad y aumentando progresivamente. Escuchar al cuerpo y permitir una recuperación completa son fundamentales para garantizar una vuelta segura al deporte.