La Parotiditis, también conocida como paperas, es una enfermedad viral altamente contagiosa que afecta principalmente a las glándulas salivales, especialmente a la parótida, que es la glándula más grande y se encuentra ubicada en la parte lateral de la cara, justo debajo y delante del oído. Esta infección es causada por el virus de las paperas, perteneciente a la familia Paramyxoviridae.
Los síntomas más comunes de la parotiditis incluyen inflamación y dolor en las glándulas salivales, lo que provoca una apariencia característica de mejillas hinchadas. Además, puede haber fiebre, dolor de cabeza, fatiga, pérdida del apetito y dolor al masticar o tragar. En algunos casos, la infección puede extenderse a otras glándulas salivales, como las submandibulares o las sublinguales.
La parotiditis se propaga a través del contacto directo con la saliva o las secreciones respiratorias de una persona infectada. Esto puede ocurrir al compartir utensilios para comer o beber, al toser o estornudar, o al tener contacto cercano con una persona infectada. El virus puede sobrevivir en superficies durante varias horas, lo que facilita su propagación.
La enfermedad suele afectar principalmente a niños y adolescentes, aunque también puede afectar a adultos. La mayoría de los casos son leves y se resuelven sin complicaciones en unas dos semanas. Sin embargo, en casos raros, pueden presentarse complicaciones como inflamación testicular en hombres (orquitis) o inflamación ovárica en mujeres (ooforitis). También puede haber complicaciones neurológicas, como meningitis o encefalitis, aunque son poco frecuentes.
La mejor forma de prevenir la parotiditis es a través de la vacunación. La vacuna contra las paperas se administra generalmente en combinación con la vacuna contra el sarampión y la rubéola (vacuna triple vírica). Se recomienda que los niños reciban dos dosis de esta vacuna, la primera alrededor de los 12-15 meses de edad y la segunda entre los 4 y 6 años.
En resumen, la parotiditis es una enfermedad viral altamente contagiosa que afecta principalmente a las glándulas salivales, causando inflamación y dolor. Se propaga a través del contacto directo con la saliva de una persona infectada y puede causar complicaciones en casos raros. La vacunación es la mejor forma de prevenir esta enfermedad.