El diagnóstico del Herpes simple neonatal implica una evaluación clínica exhaustiva y pruebas de laboratorio específicas. Dado que el herpes neonatal puede tener consecuencias graves, es fundamental un diagnóstico temprano y preciso.
El médico primero realizará un examen físico detallado del recién nacido, prestando especial atención a cualquier lesión cutánea o mucosa. Además, se recopilará información sobre la historia clínica de la madre, como antecedentes de herpes genital o lesiones activas durante el embarazo o el parto.
Para confirmar el diagnóstico, se pueden realizar pruebas de laboratorio, como la reacción en cadena de la polimerasa (PCR) para detectar el ADN del virus del herpes simple en muestras de sangre, líquido cefalorraquídeo o hisopos de lesiones. La PCR es una técnica altamente sensible y específica que permite detectar incluso pequeñas cantidades de material genético viral.
Además, se pueden realizar cultivos virales a partir de muestras de líquido vesicular o lesiones cutáneas. Estos cultivos permiten identificar el tipo específico de virus del herpes simple y determinar su sensibilidad a los medicamentos antivirales.
Es importante destacar que el diagnóstico temprano del herpes neonatal es crucial, ya que el tratamiento antiviral oportuno puede reducir la gravedad de la enfermedad y prevenir complicaciones graves. Por lo tanto, si se sospecha de herpes neonatal, se debe buscar atención médica de inmediato.
En resumen, el diagnóstico del herpes simple neonatal implica una evaluación clínica minuciosa, junto con pruebas de laboratorio como la PCR y los cultivos virales. Un diagnóstico temprano y preciso es esencial para iniciar el tratamiento adecuado y prevenir complicaciones graves.