El Pectus excavatum, también conocido como pecho hundido, es una condición en la que el esternón y las costillas se hunden hacia adentro, creando una deformidad en el pecho. Esta condición puede variar en gravedad, desde casos leves en los que apenas se nota, hasta casos más severos que pueden afectar la función respiratoria y cardiovascular.
El pronóstico del Pectus excavatum depende de varios factores, como la edad del paciente, la gravedad de la deformidad y la presencia de síntomas asociados. En general, los casos leves suelen ser estéticamente desfavorables, pero no representan un riesgo significativo para la salud. Sin embargo, en casos más severos, especialmente en niños y adolescentes, puede haber complicaciones como limitación de la capacidad pulmonar y disfunción cardíaca.
Afortunadamente, existen opciones de tratamiento para el Pectus excavatum. En casos leves, se pueden utilizar técnicas no quirúrgicas, como ejercicios de fortalecimiento de los músculos pectorales y el uso de dispositivos de compresión. En casos más severos, se puede considerar la cirugía correctiva, como la técnica de Nuss o la técnica de Ravitch, que buscan reposicionar el esternón y las costillas en su lugar correcto.
En general, con el tratamiento adecuado, la mayoría de los pacientes pueden experimentar una mejora significativa en la apariencia y función del pecho. Sin embargo, es importante destacar que el pronóstico puede variar de un individuo a otro, y es necesario un seguimiento médico continuo para evaluar y abordar cualquier complicación potencial.