El Pectus excavatum, también conocido como pecho hundido, es una deformidad del tórax que se caracteriza por una depresión en la parte frontal del pecho. A lo largo de los años, se han realizado diversos avances en el tratamiento de esta condición, tanto en términos de diagnóstico como de opciones terapéuticas.
En cuanto al diagnóstico, se han desarrollado técnicas más precisas y menos invasivas para evaluar la gravedad del Pectus excavatum. Una de las más utilizadas es la tomografía computarizada de haz cónico, que permite obtener imágenes tridimensionales del tórax con una menor exposición a la radiación. Esto facilita la planificación del tratamiento y el seguimiento de los pacientes a lo largo del tiempo.
En términos de tratamiento, se han realizado avances significativos en las técnicas quirúrgicas. La cirugía de Nuss, introducida en la década de 1990, ha revolucionado el tratamiento del Pectus excavatum. Consiste en la colocación de una barra de acero inoxidable en el tórax, que se encarga de corregir la deformidad. Esta técnica ha demostrado ser efectiva y menos invasiva que las cirugías tradicionales, con una menor tasa de complicaciones y una recuperación más rápida.
Además, se han desarrollado técnicas de cirugía asistida por video que permiten una visualización más precisa de la deformidad y una mayor precisión en la colocación de la barra. Esto ha mejorado aún más los resultados quirúrgicos y ha reducido el tiempo de hospitalización de los pacientes.
En cuanto a las opciones no quirúrgicas, se han investigado diferentes métodos de corrección no invasivos, como el uso de dispositivos de compresión externa y la terapia física. Estas opciones pueden ser útiles en casos leves de Pectus excavatum o en pacientes que no desean someterse a una cirugía.
Además de los avances en el diagnóstico y el tratamiento, se ha realizado una mayor investigación sobre las causas subyacentes del Pectus excavatum. Se ha demostrado que existe una predisposición genética a esta condición, y se han identificado varios genes relacionados con su desarrollo. Esto ha abierto nuevas vías de investigación para comprender mejor la enfermedad y desarrollar tratamientos más específicos.
En resumen, los últimos avances en el tratamiento del Pectus excavatum incluyen técnicas más precisas de diagnóstico, mejoras en las técnicas quirúrgicas, opciones no quirúrgicas y una mayor comprensión de las causas subyacentes de la enfermedad. Estos avances han mejorado significativamente la calidad de vida de los pacientes con Pectus excavatum y han proporcionado opciones de tratamiento más efectivas y menos invasivas.