La Enfermedad Poliquística Renal (EPR) es una enfermedad genética que afecta a los riñones y se caracteriza por la formación de quistes en los tejidos renales. Estos quistes pueden variar en tamaño y número, y con el tiempo pueden aumentar de tamaño y afectar la función renal. Los síntomas de la EPR pueden variar de una persona a otra, pero aquí te presento algunos de los más comunes:
1. Dolor en la zona lumbar: El dolor en la parte baja de la espalda es uno de los síntomas más comunes de la EPR. Este dolor puede ser intermitente o constante, y puede variar en intensidad. El dolor generalmente se debe al crecimiento de los quistes en los riñones, que ejercen presión sobre los tejidos circundantes.
2. Hipertensión arterial: La EPR puede causar hipertensión arterial, es decir, presión arterial alta. Esto se debe a que los quistes renales pueden afectar la función de los riñones, lo que a su vez puede alterar el equilibrio de los niveles de sal y agua en el cuerpo, lo que lleva a un aumento de la presión arterial.
3. Sangre en la orina: La presencia de sangre en la orina, conocida como hematuria, es otro síntoma común de la EPR. Esto puede ocurrir debido a la ruptura de los quistes renales o a la presencia de cálculos renales, que pueden formarse como resultado de la enfermedad.
4. Infecciones del tracto urinario recurrentes: Las personas con EPR tienen un mayor riesgo de desarrollar infecciones del tracto urinario, como la cistitis o la pielonefritis. Esto se debe a que los quistes renales pueden obstruir los conductos urinarios y dificultar el flujo normal de la orina, lo que crea un ambiente propicio para el crecimiento de bacterias.
5. Aumento del tamaño del abdomen: A medida que los quistes renales crecen, pueden hacer que el abdomen se hinche y se sienta distendido. Esto se debe a que los riñones agrandados pueden ejercer presión sobre los órganos cercanos, como el hígado y el estómago.
6. Dolor de cabeza y problemas de visión: En algunos casos, la EPR puede afectar los vasos sanguíneos del cerebro, lo que puede provocar dolores de cabeza intensos y problemas de visión, como visión borrosa o visión doble. Estos síntomas pueden ser indicativos de una complicación grave de la enfermedad, como un aneurisma cerebral.
7. Insuficiencia renal: Con el tiempo, la EPR puede llevar a la insuficiencia renal, es decir, la pérdida progresiva de la función renal. Esto puede manifestarse como fatiga, debilidad, pérdida de apetito, náuseas, vómitos, picazón en la piel, cambios en la frecuencia y cantidad de orina, y retención de líquidos en el cuerpo.
Es importante destacar que los síntomas de la EPR pueden variar según la edad de inicio de la enfermedad y la gravedad de la misma. Algunas personas pueden presentar síntomas desde la infancia, mientras que otras pueden no desarrollar síntomas hasta la edad adulta. Además, la EPR puede afectar no solo a los riñones, sino también a otros órganos, como el hígado, el páncreas y el bazo, lo que puede dar lugar a una amplia gama de síntomas adicionales.
Si presentas alguno de estos síntomas o tienes antecedentes familiares de EPR, es importante que consultes a un médico para obtener un diagnóstico adecuado y recibir el tratamiento adecuado. El diagnóstico de la EPR generalmente se realiza mediante pruebas de imagen, como ecografías o resonancias magnéticas, y pruebas de función renal, como análisis de sangre y orina.