La atresia pulmonar es una enfermedad congénita del corazón que se caracteriza por la obstrucción completa o parcial de la arteria pulmonar, lo que impide el flujo sanguíneo normal hacia los pulmones. Los síntomas pueden variar dependiendo de la gravedad de la obstrucción y pueden incluir cianosis (coloración azulada de la piel y los labios), dificultad para respirar, fatiga, falta de apetito y retraso en el crecimiento.
Si sospechas que puedes tener atresia pulmonar, es importante que consultes a un médico especialista en cardiología pediátrica. El diagnóstico se realiza a través de una evaluación clínica exhaustiva, que incluye la revisión de los síntomas, la historia médica y familiar, así como la realización de pruebas complementarias como ecocardiogramas, radiografías de tórax y electrocardiogramas.
El ecocardiograma es una prueba fundamental para confirmar el diagnóstico de atresia pulmonar, ya que permite visualizar la estructura y función del corazón y los vasos sanguíneos. Además, puede ser necesario realizar una angiografía, que consiste en la inyección de un medio de contraste en los vasos sanguíneos para obtener imágenes más detalladas.
Una vez confirmado el diagnóstico, el médico determinará el tratamiento más adecuado para tu caso. En algunos casos, puede ser necesaria una cirugía para corregir la obstrucción y mejorar el flujo sanguíneo hacia los pulmones. También se pueden requerir medicamentos para controlar los síntomas y prevenir complicaciones.
En resumen, si sospechas que puedes tener atresia pulmonar, es fundamental que consultes a un médico especialista en cardiología pediátrica para obtener un diagnóstico preciso y recibir el tratamiento adecuado. No dudes en buscar atención médica si presentas síntomas como cianosis, dificultad para respirar o fatiga, ya que un diagnóstico temprano puede mejorar el pronóstico y la calidad de vida.