La Fiebre de las Montañas Rocosas, también conocida como la Fiebre del Oro de las Montañas Rocosas, fue un fenómeno histórico que tuvo lugar en el siglo XIX en la región occidental de Estados Unidos, específicamente en las montañas rocosas. Fue un período de intensa migración y búsqueda de oro por parte de miles de personas en busca de fortuna.
La fiebre comenzó en 1858, cuando se descubrió oro en la región de Pikes Peak en Colorado. La noticia se propagó rápidamente y atrajo a un gran número de buscadores de oro de todo el país y del extranjero. Estos aventureros, conocidos como "fiebres del oro", se dirigieron a las montañas rocosas en busca de riqueza y una vida mejor.
La vida en las montañas rocosas durante la fiebre del oro era extremadamente dura. Los buscadores de oro enfrentaban condiciones difíciles, como el clima extremo, la falta de suministros y la escasez de alimentos. Sin embargo, la promesa de encontrar oro y hacerse rico superaba estos desafíos, y la fiebre del oro continuó atrayendo a más personas.
A medida que la fiebre del oro se extendía, se establecieron campamentos mineros improvisados y ciudades en la región. Estas áreas se convirtieron en puntos de encuentro para los buscadores de oro, donde se intercambiaban noticias, suministros y se establecían negocios relacionados con la minería.
Sin embargo, la Fiebre de las Montañas Rocosas no duró mucho tiempo. A medida que se agotaban los depósitos de oro más accesibles, muchos buscadores abandonaron la región en busca de nuevas oportunidades. A pesar de esto, la fiebre del oro dejó un legado duradero en la historia y el desarrollo de la región de las montañas rocosas, así como en la cultura y la identidad de Estados Unidos en general.