El Desorden del Procesamiento Sensorial (DPS) es un trastorno neurológico que afecta la forma en que el cerebro procesa la información sensorial. Aunque no se conoce exactamente cuándo se descubrió por primera vez este trastorno, se cree que ha existido durante mucho tiempo, pero solo recientemente ha comenzado a recibir más atención y reconocimiento.
El DPS se caracteriza por una respuesta anormal a los estímulos sensoriales, como el tacto, el sonido, la luz y el movimiento. Las personas con DPS pueden ser hipersensibles o hiposensibles a estos estímulos, lo que significa que pueden reaccionar de manera exagerada o tener una respuesta atenuada a ellos. Esto puede manifestarse de diferentes maneras, como irritabilidad, ansiedad, dificultad para concentrarse, evitación de ciertos estímulos o incluso comportamientos autolesivos.
Aunque la causa exacta del DPS aún no se comprende completamente, se cree que hay varios factores que pueden contribuir a su desarrollo. Algunos estudios sugieren que puede haber una base genética, ya que se ha observado que el trastorno tiende a ser más común en familias con antecedentes de problemas sensoriales. Otros factores, como la exposición a toxinas ambientales o lesiones cerebrales, también se han relacionado con el DPS en algunos casos.
A lo largo de la historia, el DPS ha sido conocido con diferentes nombres y ha sido descrito de diferentes maneras. En la década de 1960, la terapeuta ocupacional y psicóloga A. Jean Ayres comenzó a investigar y desarrollar un enfoque terapéutico para el trastorno, que ella llamó "Disfunción de la Integración Sensorial". Ayres creía que el DPS era el resultado de una disfunción en la forma en que el cerebro procesa y organiza la información sensorial, y desarrolló técnicas y actividades para ayudar a las personas a mejorar su procesamiento sensorial.
A medida que la investigación y la comprensión del DPS avanzaron, el trastorno comenzó a recibir más atención en la comunidad médica y terapéutica. En 2013, el DPS fue reconocido oficialmente como un trastorno en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) de la Asociación Americana de Psiquiatría. Esto ayudó a aumentar la conciencia y el reconocimiento del trastorno, lo que a su vez llevó a más investigaciones y avances en el diagnóstico y tratamiento del DPS.
Hoy en día, el DPS es reconocido como un trastorno que puede afectar a personas de todas las edades, desde niños hasta adultos. Se estima que alrededor del 5-16% de la población general puede tener algún grado de DPS. Aunque no existe una cura para el trastorno, el tratamiento y la terapia ocupacional pueden ayudar a las personas a aprender a manejar y adaptarse a sus desafíos sensoriales.
En resumen, el Desorden del Procesamiento Sensorial es un trastorno neurológico que afecta la forma en que el cerebro procesa la información sensorial. Aunque su historia exacta no está clara, ha existido durante mucho tiempo y ha recibido más atención y reconocimiento en los últimos años. A través de la investigación y el desarrollo de técnicas terapéuticas, se ha logrado un mayor entendimiento y tratamiento del DPS, lo que ha mejorado la calidad de vida de las personas que lo padecen.