El Desorden del Procesamiento Sensorial (DPS) es una condición neurológica que afecta la forma en que el cerebro procesa la información sensorial del entorno. Aunque no es reconocido como un trastorno independiente en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5), el DPS se considera una condición subyacente en muchos trastornos del desarrollo, como el trastorno del espectro autista y el trastorno por déficit de atención e hiperactividad.
Las personas con DPS pueden experimentar dificultades para procesar y responder adecuadamente a los estímulos sensoriales, como el tacto, el sonido, la luz, el olor y el movimiento. Pueden ser hipersensibles o hiposensibles a ciertos estímulos, lo que significa que pueden ser extremadamente sensibles o insensibles a ellos. Esto puede llevar a respuestas inusuales o intensas, como evitar ciertos estímulos, tener reacciones emocionales exageradas o tener dificultades para concentrarse en entornos sensorialmente ricos.
Las personas con DPS pueden presentar una variedad de síntomas, que pueden variar de una persona a otra. Algunos de los síntomas comunes incluyen la dificultad para filtrar estímulos irrelevantes, la dificultad para regular el estado de ánimo y la ansiedad, la dificultad para coordinar movimientos finos y la dificultad para procesar la información espacial.
El tratamiento del DPS puede incluir terapia ocupacional, terapia sensorial y estrategias de manejo sensorial. Estas terapias pueden ayudar a las personas con DPS a desarrollar habilidades de autorregulación, mejorar la tolerancia a los estímulos y promover una mejor integración sensorial. También es importante que las personas con DPS reciban apoyo y comprensión de su entorno, ya que esto puede ayudar a minimizar los desafíos asociados con esta condición.