La viruela es una enfermedad infecciosa causada por el virus de la viruela, que pertenece a la familia de los poxvirus. A lo largo de la historia, la viruela ha sido una de las enfermedades más devastadoras para la humanidad, causando millones de muertes. Afortunadamente, gracias a la vacunación, la viruela fue erradicada en 1980.
Las causas de la viruela se deben a la transmisión del virus de persona a persona. El virus se propaga principalmente a través del contacto directo con las lesiones cutáneas o las secreciones respiratorias de una persona infectada. También puede transmitirse a través de objetos contaminados, como ropa o ropa de cama.
El período de incubación de la viruela es de aproximadamente 7 a 17 días. Durante este período, una persona infectada puede no presentar síntomas, pero aún así puede transmitir el virus a otros. Una vez que los síntomas aparecen, la persona se vuelve contagiosa y puede transmitir la enfermedad hasta que todas las lesiones cutáneas se hayan formado costras.
Las personas no inmunizadas son más susceptibles a contraer la viruela. Además, aquellos con sistemas inmunológicos debilitados, como los pacientes con VIH/SIDA o aquellos que reciben tratamientos de quimioterapia, tienen un mayor riesgo de desarrollar una forma más grave de la enfermedad.
La viruela se caracteriza por la aparición de una erupción cutánea distintiva. Los síntomas iniciales incluyen fiebre, dolor de cabeza, dolor de espalda y malestar general. Después de unos días, aparecen las lesiones cutáneas, que comienzan como pequeñas protuberancias rojas y se convierten en ampollas llenas de líquido. Estas ampollas se distribuyen por todo el cuerpo, incluyendo la cara, las manos y los pies.
La gravedad de la enfermedad puede variar, desde formas leves hasta formas más graves que pueden llevar a complicaciones graves e incluso la muerte. Las complicaciones pueden incluir infecciones secundarias de las lesiones cutáneas, neumonía, encefalitis y daño ocular.
La erradicación de la viruela se logró a través de un programa de vacunación masiva. La vacuna contra la viruela, que contiene una forma debilitada del virus, estimula una respuesta inmunológica en el cuerpo, lo que proporciona protección contra la enfermedad. La vacuna se administraba mediante una técnica llamada escarificación, en la que se realizaba una pequeña incisión en la piel y se aplicaba la vacuna.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) lideró el programa de erradicación de la viruela, que incluyó la vacunación masiva de la población en riesgo y la vigilancia intensiva de los casos. Gracias a estos esfuerzos, el último caso natural de viruela se registró en Somalia en 1977, y la enfermedad fue declarada erradicada en 1980.
En conclusión, las causas de la viruela se deben a la transmisión del virus de persona a persona a través del contacto directo con las lesiones cutáneas o las secreciones respiratorias de una persona infectada. La vacunación masiva fue clave para erradicar la enfermedad, y actualmente la viruela no representa una amenaza para la humanidad. Sin embargo, es importante recordar la importancia de la vacunación y mantener la vigilancia para prevenir la reaparición de esta enfermedad.