El diagnóstico del cáncer de estómago se realiza a través de una serie de pruebas médicas que permiten identificar la presencia de células cancerosas en el estómago. Estas pruebas son realizadas por médicos especializados en oncología y suelen incluir:
1. Historial médico y examen físico: El médico recopila información sobre los síntomas del paciente, antecedentes familiares de cáncer y realiza un examen físico para detectar posibles anomalías en el abdomen.
2. Análisis de sangre: Se realizan pruebas de laboratorio para evaluar los niveles de ciertos marcadores tumorales en la sangre, como el antígeno carcinoembrionario (CEA) y el antígeno carbohidrato 19-9 (CA 19-9). Aunque estos marcadores no son específicos para el cáncer de estómago, pueden ayudar a detectar posibles anomalías.
3. Endoscopia digestiva alta: Se introduce un endoscopio flexible a través de la boca hasta el estómago para examinar su revestimiento interno. Durante este procedimiento, se pueden tomar biopsias de áreas sospechosas para su análisis posterior en el laboratorio.
4. Tomografía computarizada (TC): Se utiliza una máquina de rayos X especial para obtener imágenes detalladas del estómago y los órganos circundantes. Esto ayuda a determinar el tamaño y la ubicación del tumor, así como si se ha diseminado a otros tejidos.
5. Ecografía endoscópica: Se introduce un endoscopio con un transductor de ultrasonido en el estómago para obtener imágenes detalladas de las capas del tejido estomacal y los ganglios linfáticos cercanos. Esto puede ayudar a determinar la profundidad de la invasión del tumor.
6. Biopsia: Se extrae una muestra de tejido sospechoso durante la endoscopia o mediante una cirugía mínimamente invasiva. El tejido se examina bajo un microscopio para confirmar la presencia de células cancerosas y determinar el tipo y grado del cáncer.
Estas pruebas permiten establecer un diagnóstico preciso del cáncer de estómago, lo que es fundamental para planificar el tratamiento adecuado. Es importante destacar que el diagnóstico temprano aumenta las posibilidades de éxito en el tratamiento y la supervivencia del paciente. Por lo tanto, es fundamental estar atento a los síntomas y acudir al médico ante cualquier sospecha.