El Síndrome de Transfusión Fetofetal (STFF) es una complicación que puede ocurrir en embarazos gemelares monocoriales, es decir, aquellos en los que los fetos comparten la misma placenta. En este síndrome, se produce un desequilibrio en el flujo sanguíneo entre los fetos, lo que puede tener graves consecuencias para ambos.
El diagnóstico del STFF se basa en una combinación de factores clínicos y pruebas de diagnóstico por imágenes. El primer paso es realizar una evaluación detallada de la historia clínica de la madre y los antecedentes del embarazo. Es importante conocer si se trata de un embarazo gemelar monocorial y si la madre ha experimentado síntomas como aumento del tamaño abdominal, dolor abdominal o cambios en la actividad fetal.
A continuación, se lleva a cabo una exploración física de la madre para evaluar el tamaño del útero y la posición de los fetos. También se pueden realizar pruebas de ultrasonido para obtener imágenes detalladas de la placenta y los fetos. El ultrasonido puede revelar signos de desequilibrio en el flujo sanguíneo, como la presencia de un feto más grande y con mayor cantidad de líquido amniótico (feto donante) y otro feto más pequeño y con menos líquido amniótico (feto receptor).
Además del ultrasonido, se pueden utilizar otras pruebas de diagnóstico por imágenes, como la ecocardiografía fetal, para evaluar la función cardíaca de los fetos. Esto es importante, ya que el STFF puede afectar el desarrollo y funcionamiento del corazón de los fetos.
Una vez que se sospecha la presencia de STFF, se pueden realizar pruebas adicionales para confirmar el diagnóstico. Una de estas pruebas es la amniocentesis, en la que se extrae una muestra de líquido amniótico para analizar el nivel de bilirrubina en el mismo. La bilirrubina es un pigmento que se produce cuando los glóbulos rojos se descomponen y su nivel puede estar elevado en casos de STFF.
Otra prueba que se puede realizar es la cordocentesis, también conocida como punción del cordón umbilical. En esta prueba, se extrae una muestra de sangre del feto para analizar su nivel de hemoglobina y otros parámetros sanguíneos. Esto puede ayudar a evaluar la gravedad del desequilibrio en el flujo sanguíneo entre los fetos.
En algunos casos, puede ser necesario realizar una fetoscopia, que es una técnica quirúrgica mínimamente invasiva en la que se introduce un endoscopio en el útero para visualizar directamente los fetos y la placenta. Esto permite una evaluación más precisa de la circulación sanguínea y la posible realización de tratamientos intrauterinos.
En resumen, el diagnóstico del Síndrome de Transfusión Fetofetal se basa en una combinación de factores clínicos y pruebas de diagnóstico por imágenes. La evaluación de la historia clínica, la exploración física y el ultrasonido son fundamentales para sospechar la presencia de STFF. Posteriormente, se pueden realizar pruebas adicionales, como la amniocentesis, la cordocentesis o la fetoscopia, para confirmar el diagnóstico y evaluar la gravedad de la enfermedad. Es importante que el diagnóstico se realice lo antes posible para poder iniciar un tratamiento adecuado y minimizar las complicaciones para los fetos.