Hace 31 años recibí el primer diagnóstico, paralizada desde el cuello, pero cono no sabia nada de la enfermedad siempre pensé que podría volver a caminar, una de mis hermanas empezó a hacerme intuitivamente moviendo de cada uno de mis músculos, con mucho amor y paciencia yo me pude parar y meses después tuve fisioterapia profesional e inyecciones, que ayudaron a que pudiera trabajar. Con varias recaídas siempre pensé que saldría adelante. Me jubile, ahora uso un bastón para el equilibrio y sigo pensando que todo cambia para nuestro bien.