La leucemia/linfoma de células T del adulto (ATLL, por sus siglas en inglés) es una forma rara y agresiva de cáncer que afecta principalmente a las células T del sistema inmunológico. Esta enfermedad se originó en Japón en la década de 1970 y desde entonces se ha extendido a otras partes del mundo.
La ATLL está estrechamente asociada con el virus de la leucemia humana de células T tipo 1 (HTLV-1). Este virus se transmite principalmente a través de la lactancia materna, el contacto sexual y la transfusión de sangre contaminada. Sin embargo, no todas las personas infectadas con HTLV-1 desarrollan ATLL, lo que sugiere que otros factores genéticos y ambientales también desempeñan un papel en el desarrollo de la enfermedad.
La ATLL se caracteriza por la proliferación descontrolada de células T malignas en la sangre y los tejidos linfáticos. Los síntomas pueden variar, pero generalmente incluyen fatiga, pérdida de peso, fiebre, sudoración nocturna, erupciones cutáneas y agrandamiento de los ganglios linfáticos. A medida que la enfermedad progresa, puede afectar otros órganos como el hígado, el bazo y la médula ósea.
El tratamiento de la ATLL depende del estadio de la enfermedad y puede incluir quimioterapia, radioterapia, trasplante de células madre y terapias dirigidas. Sin embargo, debido a la agresividad de la enfermedad y la falta de opciones de tratamiento efectivas, la ATLL tiene un pronóstico generalmente desfavorable, con una tasa de supervivencia a cinco años de alrededor del 25%.
En resumen, la ATLL es una forma rara y agresiva de cáncer que afecta a las células T del sistema inmunológico. Su origen está estrechamente relacionado con el virus HTLV-1 y se caracteriza por la proliferación descontrolada de células malignas en la sangre y los tejidos linfáticos. Aunque el tratamiento está disponible, el pronóstico de la ATLL sigue siendo desafiante.