El Síndrome de Cockayne es una enfermedad genética rara y progresiva que afecta principalmente a los niños. Fue descrito por primera vez en 1936 por el dermatólogo británico Edward Alfred Cockayne. Se caracteriza por un envejecimiento prematuro, tanto físico como mental, y una sensibilidad extrema a la luz solar.
La enfermedad es causada por mutaciones en los genes CSB y CSA, que son responsables de la reparación del ADN dañado. Estos genes juegan un papel crucial en el mantenimiento de la integridad del ADN y la protección contra los efectos dañinos de la radiación ultravioleta. En los pacientes con Síndrome de Cockayne, la falta de función de estos genes conduce a una acumulación de daño en el ADN y a una disminución de la capacidad de reparación.
Los síntomas del Síndrome de Cockayne varían en severidad, pero generalmente incluyen retraso en el crecimiento, desarrollo motor y mental, pérdida de audición y visión, sensibilidad a la luz solar, problemas de coordinación y movimientos involuntarios. A medida que la enfermedad progresa, los pacientes pueden experimentar deterioro cognitivo, pérdida de habilidades motoras y problemas respiratorios.
No existe cura para el Síndrome de Cockayne, por lo que el tratamiento se centra en el manejo de los síntomas y el apoyo a los pacientes y sus familias. Esto puede incluir terapia física y ocupacional, medicamentos para controlar los síntomas y medidas para proteger la piel de la exposición al sol.
Aunque el Síndrome de Cockayne es una enfermedad devastadora y de pronóstico pobre, los avances en la investigación genética y en la comprensión de los mecanismos subyacentes de la enfermedad ofrecen esperanza para futuros tratamientos y terapias.