La difteria es una enfermedad infecciosa causada por la bacteria Corynebacterium diphtheriae. Esta bacteria se propaga principalmente a través del contacto directo con una persona infectada o mediante el contacto con objetos contaminados, como juguetes, utensilios o superficies.
Existen varios factores que pueden contribuir al aumento de los casos de difteria. Uno de ellos es la falta de vacunación. La vacuna contra la difteria es parte del calendario de vacunación infantil en muchos países, pero en algunas regiones, especialmente en áreas con recursos limitados, puede haber una falta de acceso a la vacuna o una baja cobertura de vacunación. Esto permite que la bacteria se propague más fácilmente entre la población no inmunizada.
Otro factor que puede contribuir a la propagación de la difteria es la falta de higiene. La bacteria se encuentra en la saliva, la mucosidad y las secreciones de las personas infectadas, por lo que el contacto cercano con una persona infectada aumenta el riesgo de transmisión. Además, la falta de higiene personal, como no lavarse las manos regularmente, puede facilitar la propagación de la bacteria.
La difteria también puede propagarse en entornos con condiciones de hacinamiento, como en comunidades con viviendas sobrepobladas o en campamentos de refugiados. En estos lugares, la bacteria puede propagarse rápidamente debido a la proximidad física entre las personas y las condiciones insalubres.
Además, la difteria puede afectar a personas de todas las edades, pero los niños menores de 5 años y los adultos mayores son más susceptibles a desarrollar formas graves de la enfermedad. Esto se debe a que su sistema inmunológico puede ser más débil y menos capaz de combatir la infección.
En resumen, las principales causas de la difteria son la falta de vacunación, la falta de higiene y las condiciones de hacinamiento. Es importante promover la vacunación y fomentar prácticas de higiene adecuadas para prevenir la propagación de esta enfermedad potencialmente grave.