El Síndrome de Gitelman es una enfermedad hereditaria de carácter autosómico recesivo, lo que significa que se necesita heredar una copia del gen mutado de ambos padres para desarrollar la enfermedad. Esta condición se debe a mutaciones en el gen SLC12A3, que codifica una proteína llamada cotransportador de cloruro de sodio y tiazida (NCCT, por sus siglas en inglés).
El síndrome de Gitelman afecta principalmente a los riñones, específicamente a los túbulos renales, que son las estructuras encargadas de reabsorber los nutrientes y regular el equilibrio de electrolitos en el cuerpo. Las mutaciones en el gen SLC12A3 alteran la función del cotransportador de cloruro de sodio y tiazida, lo que conduce a una disminución en la reabsorción de sodio y cloruro en los túbulos renales.
Debido a su carácter autosómico recesivo, para que una persona desarrolle el síndrome de Gitelman, ambos padres deben ser portadores de una copia mutada del gen SLC12A3. Si ambos padres son portadores, cada hijo tiene un 25% de probabilidad de heredar dos copias mutadas del gen y desarrollar la enfermedad, un 50% de probabilidad de heredar una copia mutada y ser portador asintomático, y un 25% de probabilidad de no heredar ninguna copia mutada.
Es importante destacar que el síndrome de Gitelman puede presentar una amplia variabilidad en su expresión clínica, lo que significa que los síntomas y la gravedad de la enfermedad pueden variar entre los individuos afectados. Algunas personas pueden presentar síntomas leves o incluso ser asintomáticas, mientras que otras pueden experimentar síntomas más graves y requerir tratamiento médico.
En conclusión, el síndrome de Gitelman es una enfermedad hereditaria de carácter autosómico recesivo que se debe a mutaciones en el gen SLC12A3. Para desarrollar la enfermedad, se requiere heredar una copia mutada del gen de ambos padres. La variabilidad en la expresión clínica de la enfermedad puede hacer que los síntomas y la gravedad varíen entre los individuos afectados.