El Síndrome de Holmes-Adie, también conocido como pupilas tónicas, es una afección neurológica que afecta principalmente a las pupilas y al sistema nervioso autónomo. Fue descrito por primera vez por los médicos Gordon Morgan Holmes y William John Adie en la década de 1930.
La historia de este síndrome comienza con el médico británico William John Adie, quien observó por primera vez los síntomas característicos en una paciente en 1931. La paciente presentaba una pupila dilatada y poco reactiva a la luz, así como una disminución de los reflejos autónomos en las extremidades. Adie publicó su observación en un artículo científico, pero no fue hasta 1937 que se reconoció como una entidad clínica independiente y se le dio el nombre de "Síndrome de Adie".
Poco después, en 1939, el médico británico Gordon Morgan Holmes describió un caso similar al de Adie, pero con algunas diferencias. Holmes observó que la pupila afectada en su paciente también tenía una reacción lenta a la acomodación, que es el proceso por el cual el ojo cambia su enfoque para ver objetos cercanos. Además, Holmes notó que su paciente presentaba una disminución de los reflejos tendinosos profundos y una sudoración disminuida en las extremidades. Estas características adicionales llevaron a Holmes a proponer que el síndrome descrito por él era distinto al de Adie, y lo llamó "Síndrome de Holmes-Adie".
A lo largo de los años, se han realizado numerosos estudios para comprender mejor el Síndrome de Holmes-Adie y su origen. Se ha descubierto que esta afección está relacionada con una neuropatía de los ganglios ciliares, que son estructuras nerviosas ubicadas en el ojo. Esta neuropatía puede ser causada por una infección viral, como el virus de la varicela-zóster, o por una lesión en los ganglios ciliares.
En cuanto a los síntomas, el Síndrome de Holmes-Adie se caracteriza por una pupila dilatada y poco reactiva a la luz, lo que se conoce como midriasis tónica. Además, los pacientes pueden experimentar una visión borrosa o problemas para enfocar objetos cercanos debido a la falta de reacción de la pupila a la acomodación. También se han observado otros síntomas, como disminución de los reflejos tendinosos profundos, sudoración disminuida en las extremidades y sequedad en la boca.
El diagnóstico del Síndrome de Holmes-Adie se basa en la observación clínica de los síntomas y en pruebas específicas, como la prueba de la luz y la acomodación pupilar. Además, se pueden realizar pruebas adicionales, como la evaluación de los reflejos autónomos y la realización de una resonancia magnética para descartar otras posibles causas de los síntomas.
En cuanto al tratamiento, no existe una cura específica para el Síndrome de Holmes-Adie. Sin embargo, los síntomas pueden ser controlados con el uso de lentes correctivas para mejorar la visión y con medicamentos para aliviar la sequedad en la boca. Además, se recomienda a los pacientes realizar ejercicios de acomodación para mejorar la función pupilar.
En resumen, el Síndrome de Holmes-Adie es una afección neurológica que afecta principalmente a las pupilas y al sistema nervioso autónomo. Fue descrito por primera vez por los médicos Holmes y Adie en la década de 1930, y desde entonces se han realizado numerosos estudios para comprender mejor su origen y tratamiento. Aunque no existe una cura específica, los síntomas pueden ser controlados con el uso de lentes correctivas y medicamentos.