El diagnóstico del lipedema se realiza a través de una exploración clinica ya que hasta el momento no existen pruebas técnicas que puedan determinar si alguien lo padece. Se caracteriza y puede detectarse por la acumulación atípica y simétrica del tejido adiposo en las caderas, muslos o pantorrillas comúnmente. Tan solo en un 40% puede darse que estén afectados también los brazos.
Los pacientes que sufran dicha acumulación de grasa pueden llegar a sufrir problemas ortopédicos que pueden desarrollarse y provocar inmovilidad de la paciente. Del mismo modo, los problemas psicológicos derivados de esta enfermedad también están presentes.
El principal diagnóstico se hace con la lipohipertrofia en la que no se presentan dolores aparentemente. Para poder diferenciar el lipedema de otras enfermedades en las que también existe la aparición de edemas como las renales, intestinales o hepáticas se realiza una prueba química sanguínea completa. De igual manera se recomienda también la realización del examen ultrasonido Doppler para poder estudiar el sistema venoso (varices). Por último y de igual importancia es necesaria una infografía que haga sospechar de alguna enfermedad linfática.
Es fundamental que el especialista en lipedema haga una exploración clinica muy exhaustiva en la paciente para poder tratarle posteriormente. Esta es la única vía segura y fiable de saber si se sufre lipedema. Hay que resaltar que los primeros síntomas de esta enfermedad tan común y a su vez, tan poco conocida por quién la sufre, aparecen en la pubertad y con el paso del tiempo y de la edad van empeorando poco a poco.
Por último, se recomienda que antes de someterse a esta intervención, la paciente se realice un examen Doopler para descartar que se trate de varices.