La artritis reactiva es una enfermedad inflamatoria que afecta principalmente a las articulaciones, pero también puede afectar otros órganos del cuerpo. Los síntomas de la artritis reactiva pueden variar de una persona a otra, pero generalmente incluyen dolor, inflamación, rigidez y dificultad para mover las articulaciones afectadas. Además, pueden presentarse otros síntomas adicionales dependiendo de los órganos afectados.
El síntoma más común de la artritis reactiva es la inflamación de las articulaciones, especialmente las rodillas, tobillos y pies. Esta inflamación puede causar dolor intenso, enrojecimiento, calor y sensibilidad en las articulaciones afectadas. Además, la rigidez matutina es otro síntoma común, lo que significa que las articulaciones pueden estar rígidas y difíciles de mover después de períodos de inactividad, como al despertar por la mañana.
Además de los síntomas articulares, la artritis reactiva también puede afectar otros órganos del cuerpo. Por ejemplo, puede causar inflamación en los ojos, lo que se conoce como uveítis. Esto puede provocar enrojecimiento, dolor, sensibilidad a la luz y visión borrosa. También puede afectar la piel, causando lesiones como manchas rojas o escamosas, úlceras o ampollas. Otros síntomas cutáneos pueden incluir picazón, descamación y cambios en la pigmentación de la piel.
Además, la artritis reactiva puede afectar el tracto urinario, causando síntomas como dolor o ardor al orinar, necesidad frecuente de orinar, sangre en la orina o dolor en la parte baja del abdomen. También puede causar inflamación en los órganos sexuales, lo que puede provocar dolor, secreción anormal y úlceras genitales.
Es importante destacar que los síntomas de la artritis reactiva pueden aparecer semanas o incluso meses después de una infección bacteriana o viral, como una infección gastrointestinal o una infección de transmisión sexual. Además, los síntomas pueden ser intermitentes y pueden desaparecer y luego reaparecer en momentos diferentes.
Si experimentas alguno de estos síntomas, es importante que consultes a un médico para obtener un diagnóstico adecuado. El médico realizará un examen físico, revisará tu historial médico y puede solicitar pruebas adicionales, como análisis de sangre, cultivos de fluidos corporales o imágenes médicas, para confirmar el diagnóstico de artritis reactiva.
El tratamiento de la artritis reactiva se centra en aliviar los síntomas y tratar la causa subyacente, como la infección que la desencadenó. Los medicamentos antiinflamatorios no esteroides (AINE) pueden ayudar a reducir el dolor y la inflamación en las articulaciones. En casos más graves, se pueden recetar medicamentos inmunosupresores para controlar la inflamación. Además, se pueden recomendar terapias físicas y ocupacionales para mejorar la movilidad y la función de las articulaciones afectadas.
En resumen, los síntomas de la artritis reactiva incluyen dolor, inflamación, rigidez y dificultad para mover las articulaciones afectadas. Además, puede afectar otros órganos como los ojos, la piel y el tracto urinario. Si experimentas alguno de estos síntomas, es importante buscar atención médica para obtener un diagnóstico y tratamiento adecuados.