La mayoría de la gente con la SCT se espera que viva una vida larga y saludable. Sin embargo, también es mucho de un caso a caso, debido a que estos tumores pueden variar en tamaño y malignidad. Para los recién nacidos, el peligro más inmediato es el tamaño del tumor. Si es muy vascularizado, se puede poner al recién nacido en riesgo de una enfermedad llamada hidropesía, en la que el corazón comienza a fallar como resultado de un tumor grande. La cirugía para extirpar tumores altamente vascularizados también puede suponer el riesgo de una pérdida abundante de sangre, especialmente en los recién nacidos. Para los niños recientemente diagnosticados, el riesgo de malignidad es mayor puesto que el tumor ha tenido más tiempo para crecer. El cambio de malignidad significa la posibilidad de que el tumor de ser capaz de hacer metástasis a otras partes del cuerpo y hacer que sea más difícil de tratar.