La Displasia Espondiloepifisaria Tardía (DET) es una enfermedad genética rara que afecta principalmente a los huesos y las articulaciones. Dado que esta condición puede causar deformidades óseas y limitaciones en la movilidad, es importante tener precaución al elegir el tipo de deporte y la intensidad del ejercicio para las personas con DET.
En general, se recomienda que las personas con DET realicen actividades físicas de bajo impacto que no pongan demasiada presión en las articulaciones y los huesos. Algunas opciones pueden incluir natación, ciclismo, yoga, pilates y caminatas suaves. Estos deportes ayudan a fortalecer los músculos, mejorar la flexibilidad y mantener un peso saludable sin ejercer demasiada tensión en las articulaciones afectadas.
La frecuencia e intensidad del ejercicio dependerá de la condición física y las limitaciones individuales de cada persona con DET. Es importante que consulten con su médico o fisioterapeuta para obtener recomendaciones específicas. En general, se sugiere comenzar con sesiones cortas de ejercicio, como 20-30 minutos, de 2 a 3 veces por semana, e ir aumentando gradualmente la duración y la frecuencia a medida que el cuerpo se adapta.
Es fundamental escuchar al cuerpo y evitar el sobreentrenamiento o el exceso de esfuerzo, ya que esto podría empeorar los síntomas de la DET. Si se experimenta dolor o incomodidad durante o después del ejercicio, es importante reducir la intensidad o buscar alternativas de menor impacto.
Además del ejercicio físico, es importante que las personas con DET mantengan una buena postura y realicen ejercicios de estiramiento regularmente para mejorar la flexibilidad y prevenir la rigidez articular. Un fisioterapeuta puede proporcionar pautas específicas y ejercicios personalizados para abordar las necesidades individuales.
En resumen, hacer ejercicio es beneficioso para las personas con DET, siempre y cuando se elijan actividades de bajo impacto y se tenga en cuenta la frecuencia e intensidad adecuadas. Consultar con profesionales de la salud y adaptar el programa de ejercicio a las necesidades individuales es fundamental para garantizar una práctica segura y efectiva.