La Displasia Epifisaria Hemimélica (DEH), también conocida como Enfermedad de Trevor, es una enfermedad rara que afecta el crecimiento óseo y cartilaginoso de las articulaciones. Esta condición puede causar deformidades y limitaciones en el movimiento de las articulaciones afectadas.
En cuanto a la práctica deportiva en personas con DEH, es importante tener en cuenta las características individuales de cada paciente, así como la gravedad y localización de la enfermedad. En general, se recomienda que las personas con DEH consulten a su médico o especialista en ortopedia antes de comenzar cualquier actividad física.
El deporte puede ser beneficioso para las personas con DEH, ya que puede ayudar a mejorar la fuerza muscular, la flexibilidad y la coordinación. Sin embargo, es fundamental elegir actividades que no pongan en riesgo las articulaciones afectadas y que no causen un estrés excesivo en ellas.
En términos generales, los deportes de bajo impacto suelen ser más recomendables para las personas con DEH. Algunas opciones pueden incluir natación, ciclismo, yoga, pilates y caminatas. Estas actividades suelen ser menos agresivas para las articulaciones y pueden ayudar a fortalecer los músculos sin causar un impacto excesivo.
La frecuencia e intensidad del ejercicio dependerá de las características individuales de cada persona y de la gravedad de la enfermedad. Es importante que las personas con DEH realicen ejercicio de forma regular, pero sin excederse ni forzar las articulaciones afectadas. Es recomendable comenzar con sesiones cortas de ejercicio y aumentar gradualmente la duración e intensidad a medida que el cuerpo se adapta.
Además, es fundamental escuchar al cuerpo y prestar atención a cualquier señal de dolor o incomodidad durante la práctica deportiva. Si se experimenta dolor o molestias, es importante detener la actividad y consultar a un médico.
Es importante destacar que cada caso de DEH es único y que las recomendaciones pueden variar según las características individuales de cada persona. Por lo tanto, es fundamental contar con la orientación y supervisión de un médico o especialista en ortopedia para determinar qué deporte y qué nivel de intensidad es adecuado en cada caso.
En resumen, la práctica deportiva puede ser beneficiosa para las personas con DEH, siempre y cuando se elijan actividades de bajo impacto y se realicen de forma adecuada y supervisada. La natación, el ciclismo, el yoga, el pilates y las caminatas suelen ser opciones recomendables. La frecuencia e intensidad del ejercicio dependerá de las características individuales de cada persona y de la gravedad de la enfermedad. Es fundamental consultar a un médico o especialista en ortopedia antes de comenzar cualquier actividad física.