La esperanza de vida de una persona diagnosticada con Síndrome del Triple X es buena, en comparación con otras afecciones y problemas genéticos.
Las niñas diagnosticadas con este raro síndrome pueden llevar una vida normal en el hogar, en la escuela y en cualquier ámbito de su vida.
Para mejorar su calidad de vida, a menudo los pacientes deben someterse a terapias de lenguaje y ayuda profesional para superar las dificultades de aprendizaje.