El Truncus Arteriosus es una enfermedad congénita del corazón en la cual la arteria principal que sale del corazón, conocida como tronco arterial, no se divide en las arterias pulmonar y aorta de manera adecuada durante el desarrollo fetal. En su lugar, se forma una única arteria que recibe sangre tanto del ventrículo derecho como del ventrículo izquierdo.
El diagnóstico del Truncus Arteriosus generalmente se realiza durante el período prenatal mediante ecografías obstétricas. Sin embargo, en algunos casos, el diagnóstico puede realizarse después del nacimiento si los síntomas no son evidentes al principio.
Después del nacimiento, el médico puede sospechar de Truncus Arteriosus si el bebé presenta síntomas como dificultad para respirar, cianosis (coloración azulada de la piel debido a la falta de oxígeno), fatiga o dificultad para alimentarse. En estos casos, se realizarán pruebas adicionales para confirmar el diagnóstico.
Una de las pruebas más comunes es la ecocardiografía, que utiliza ondas sonoras para crear imágenes del corazón y sus estructuras. Esta prueba permite visualizar el tronco arterial y determinar si hay una única arteria en lugar de dos. Además, se pueden evaluar otras anomalías cardíacas asociadas.
Además de la ecocardiografía, se pueden realizar otras pruebas complementarias, como radiografías de tórax, electrocardiogramas y resonancias magnéticas cardíacas, para obtener una evaluación más completa de la condición del corazón del bebé.
Una vez confirmado el diagnóstico de Truncus Arteriosus, se realizarán más pruebas para determinar la gravedad de la enfermedad y planificar el tratamiento adecuado. Estas pruebas pueden incluir cateterismos cardíacos, que permiten medir las presiones en el corazón y los vasos sanguíneos, así como obtener imágenes más detalladas de las estructuras cardíacas.
En resumen, el diagnóstico del Truncus Arteriosus se basa en la sospecha clínica y se confirma mediante pruebas como la ecocardiografía y otras pruebas complementarias. Un diagnóstico temprano es fundamental para iniciar el tratamiento adecuado y mejorar el pronóstico del paciente.