El Síndrome de Wolff-Parkinson-White (WPW) es una enfermedad cardíaca congénita que se caracteriza por la presencia de una vía eléctrica adicional en el corazón, conocida como vía accesoria o haz de Kent. Esta condición fue descubierta y descrita por primera vez por los médicos Louis Wolff, Sir John Parkinson y Paul Dudley White en la década de 1930.
La historia de este síndrome comienza con Louis Wolff, un médico estadounidense que se especializó en electrocardiografía. En 1930, mientras realizaba investigaciones sobre los trastornos del ritmo cardíaco, Wolff observó un patrón de ondas en el electrocardiograma que no se ajustaba a ninguna de las condiciones cardíacas conocidas en ese momento. Este patrón consistía en una prolongación del intervalo PR y una elevación del segmento ST, seguido de una onda delta característica en el complejo QRS.
Wolff presentó sus hallazgos en una conferencia médica en 1930, pero no pudo explicar la causa subyacente de este patrón electrocardiográfico. Fue Sir John Parkinson, un médico británico, quien en 1936 identificó la vía accesoria como la responsable de los cambios en el electrocardiograma. Parkinson realizó estudios en pacientes con ritmo cardíaco anormal y descubrió que la vía accesoria era una conexión anormal entre las aurículas y los ventrículos, permitiendo la conducción eléctrica adicional.
Sin embargo, fue Paul Dudley White, un médico estadounidense, quien en 1944 proporcionó una descripción más completa y detallada del síndrome de WPW. White realizó estudios electrofisiológicos en pacientes con WPW y demostró que la vía accesoria podía causar una conducción eléctrica rápida y anormal, lo que resultaba en taquicardias supraventriculares paroxísticas.
Desde entonces, se han realizado numerosos avances en la comprensión y el tratamiento del síndrome de WPW. En la década de 1960, se descubrió que el síndrome de WPW estaba asociado con un mayor riesgo de fibrilación ventricular, una arritmia potencialmente mortal. Esto llevó al desarrollo de técnicas de ablación por radiofrecuencia, que permiten la destrucción selectiva de la vía accesoria mediante calor.
En la actualidad, el síndrome de WPW se diagnostica mediante electrocardiograma y se confirma mediante estudios electrofisiológicos invasivos. El tratamiento principal es la ablación por radiofrecuencia, que tiene una alta tasa de éxito y baja tasa de complicaciones. En casos graves o complicados, puede ser necesaria la implantación de un desfibrilador automático implantable (DAI) para prevenir la fibrilación ventricular.
En resumen, el síndrome de Wolff-Parkinson-White es una enfermedad cardíaca congénita descubierta y descrita por los médicos Louis Wolff, Sir John Parkinson y Paul Dudley White en la década de 1930. A lo largo de los años, se han realizado avances significativos en la comprensión y el tratamiento de esta condición, lo que ha mejorado la calidad de vida y la supervivencia de los pacientes afectados.