El Síndrome de Wolff-Parkinson-White (WPW) es una condición cardíaca congénita que se caracteriza por la presencia de una vía eléctrica adicional en el corazón, conocida como vía accesoria. Esta vía adicional permite que los impulsos eléctricos se transmitan de manera anormal entre las aurículas y los ventrículos, lo que puede llevar a la aparición de arritmias cardíacas.
En condiciones normales, los impulsos eléctricos que regulan los latidos del corazón se generan en el nodo sinusal, ubicado en la aurícula derecha. Estos impulsos se transmiten a través del sistema de conducción eléctrica del corazón, que incluye el nodo auriculoventricular (AV) y las fibras de Purkinje, hasta llegar a los ventrículos, lo que permite una contracción coordinada y eficiente.
En el caso del WPW, existe una vía accesoria adicional que conecta directamente las aurículas con los ventrículos, evitando el paso por el nodo AV. Esta vía accesoria se llama haz de Kent y puede conducir los impulsos eléctricos de manera más rápida que el sistema de conducción normal. Esto puede resultar en una despolarización prematura de los ventrículos, lo que se conoce como preexcitación.
La preexcitación ventricular puede llevar a la aparición de arritmias, como la taquicardia supraventricular paroxística (TSVP). Durante una TSVP, se produce una rápida y desorganizada conducción de los impulsos eléctricos a través del corazón, lo que provoca un ritmo cardíaco acelerado y anormal. Los síntomas de una TSVP pueden incluir palpitaciones, mareos, dificultad para respirar y desmayos.
El WPW es una condición congénita, lo que significa que está presente desde el nacimiento. Sin embargo, los síntomas pueden no manifestarse hasta la adolescencia o la edad adulta. En algunos casos, el WPW puede ser descubierto incidentalmente durante un electrocardiograma de rutina o debido a la aparición de síntomas relacionados con las arritmias.
El diagnóstico del WPW se realiza mediante un electrocardiograma (ECG), que muestra una característica anormalidad conocida como onda delta. Esta onda delta representa la despolarización prematura de los ventrículos a través de la vía accesoria. Además del ECG, pueden realizarse pruebas adicionales, como una prueba de esfuerzo o un monitoreo Holter, para evaluar la frecuencia y la gravedad de las arritmias.
El tratamiento del WPW puede variar dependiendo de la gravedad de los síntomas y el riesgo de complicaciones. En algunos casos, si los síntomas son leves o no están presentes, no se requiere ningún tratamiento específico. Sin embargo, si se presentan arritmias recurrentes o síntomas graves, pueden ser necesarios medicamentos antiarrítmicos para controlar el ritmo cardíaco.
En casos más graves, cuando los medicamentos no son efectivos o cuando existe un alto riesgo de complicaciones, puede ser necesario realizar un procedimiento llamado ablación por catéter. Durante este procedimiento, se inserta un catéter en el corazón a través de una vena en la ingle o el cuello, y se utiliza energía de radiofrecuencia para destruir la vía accesoria anormal. Esto interrumpe la conducción eléctrica anormal y puede prevenir la aparición de arritmias.
En resumen, el Síndrome de Wolff-Parkinson-White es una condición cardíaca congénita que se caracteriza por la presencia de una vía accesoria adicional en el corazón. Esta vía adicional puede conducir a arritmias cardíacas, como la taquicardia supraventricular paroxística. El diagnóstico se realiza mediante un electrocardiograma y el tratamiento puede incluir medicamentos antiarrítmicos o ablación por catéter, dependiendo de la gravedad de los síntomas y el riesgo de complicaciones.