Desde la adolescencia sufrí dolor de espalda, me llevaron a médicos y todos decían que se debía a mi estatura, que había crecido demasiado rápido. En la primavera de 2010 me empezó a doler el dedo pequeño del pie, era un dolor intenso que me impedía apoyar el pie. Primero pensé que era un piquete de abeja, pero a los cuatro días amanecí sin poder moverme, cada parte de mi cuerpo dolía y no permitía ningún movimiento. Inicié tratamiento con corticoides y poco a poco pude pasar de la cama a silla de ruedas a muletas, luego bastón y finalmente volver a caminar. Inició una serie de estudios y un año después, debido a mi primer episodio de uveitis, se me diagnosticó con EA, sie do HLAB27 positiva.
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