La espondilitis anquilosante (EA) es una enfermedad crónica y progresiva que afecta principalmente a la columna vertebral y las articulaciones sacroilíacas. Si tienes sospechas de tener EA, es importante buscar la opinión de un médico especialista en reumatología para obtener un diagnóstico adecuado. Sin embargo, aquí te proporcionaré información general sobre los síntomas y factores de riesgo asociados con la EA.
La EA suele comenzar en la adolescencia o en la adultez temprana y afecta con mayor frecuencia a hombres que a mujeres. Uno de los síntomas más comunes es el dolor y la rigidez en la columna vertebral, especialmente en la parte baja de la espalda. Esta rigidez matutina puede durar más de 30 minutos y mejorar con el movimiento. Además, el dolor puede empeorar durante la noche y al estar en reposo prolongado.
Otro síntoma característico de la EA es la inflamación de las articulaciones sacroilíacas, que se encuentran en la base de la columna vertebral. Esta inflamación puede causar dolor en las nalgas y en la parte baja de la espalda, y puede irradiarse hacia las caderas y los muslos. Algunas personas también pueden experimentar dolor y rigidez en otras articulaciones, como las rodillas, los hombros y las costillas.
Además de los síntomas musculoesqueléticos, la EA también puede afectar otros sistemas del cuerpo. Algunas personas pueden experimentar fatiga, pérdida de apetito y pérdida de peso inexplicada. En casos más avanzados, la inflamación crónica puede llevar a la formación de hueso nuevo en la columna vertebral, lo que puede resultar en una pérdida de movilidad y una postura encorvada.
En cuanto a los factores de riesgo, se ha observado una fuerte asociación genética con la EA. Si tienes un familiar cercano con EA, es posible que tengas un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad. Además, se ha encontrado una relación entre la EA y la presencia del antígeno HLA-B27 en la sangre, aunque no todas las personas con EA tienen este antígeno y no todas las personas con HLA-B27 desarrollan EA.
Si sospechas que puedes tener EA, es importante que busques atención médica. El médico realizará un examen físico y te hará preguntas sobre tus síntomas y antecedentes familiares. También pueden solicitar pruebas adicionales, como análisis de sangre para detectar la presencia de HLA-B27 y marcadores inflamatorios, radiografías y resonancias magnéticas para evaluar el grado de inflamación en las articulaciones.
Recuerda que esta información es solo una guía general y no reemplaza la opinión de un médico especialista. Si tienes alguna preocupación o sospecha de tener EA, te recomiendo que busques atención médica lo antes posible para obtener un diagnóstico preciso y comenzar el tratamiento adecuado.