La Gangliosidosis GM1 es una enfermedad genética rara y progresiva que afecta principalmente al sistema nervioso central. Fue descubierta por primera vez en la década de 1960 por el médico uruguayo Horacio Capurro y su equipo de investigadores. La enfermedad se caracteriza por la acumulación anormal de una sustancia llamada gangliósido GM1 en las células del cerebro y otros tejidos.
La Gangliosidosis GM1 es causada por mutaciones en el gen GLB1, que codifica una enzima llamada beta-galactosidasa. Esta enzima es responsable de descomponer el gangliósido GM1 en el cuerpo. Sin la actividad adecuada de la beta-galactosidasa, el gangliósido GM1 se acumula en las células y causa daño progresivo.
Los síntomas de la Gangliosidosis GM1 varían ampliamente, pero generalmente incluyen retraso en el desarrollo, debilidad muscular, rigidez, convulsiones, problemas de alimentación y dificultades respiratorias. A medida que la enfermedad progresa, los afectados pueden experimentar pérdida de habilidades motoras, deterioro cognitivo y problemas de visión y audición.
Aunque la Gangliosidosis GM1 es una enfermedad genética, no sigue un patrón de herencia simple. Puede ser transmitida por ambos padres, o puede ocurrir como resultado de una nueva mutación en el gen GLB1. El diagnóstico de la enfermedad se realiza mediante pruebas genéticas y análisis de los niveles de la enzima beta-galactosidasa en el cuerpo.
Actualmente, no existe cura para la Gangliosidosis GM1. El tratamiento se centra en aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida de los afectados. Esto puede incluir terapia física y ocupacional, medicamentos para controlar los síntomas y cuidados de apoyo.
La investigación sobre la Gangliosidosis GM1 sigue en curso, con el objetivo de desarrollar terapias más efectivas y eventualmente encontrar una cura para esta enfermedad devastadora.