La Enterocolitis Necrosante (ECN) es una enfermedad que afecta principalmente a los recién nacidos prematuros, aunque también puede presentarse en bebés a término. Se caracteriza por la inflamación y necrosis de los tejidos del intestino, especialmente en el área del intestino delgado.
La historia de la ECN se remonta a principios del siglo XX, cuando se comenzaron a observar casos de inflamación intestinal en recién nacidos. Sin embargo, fue en la década de 1950 cuando se le dio el nombre de Enterocolitis Necrosante y se comenzó a investigar más a fondo.
A lo largo de los años, se ha descubierto que la ECN puede tener múltiples causas. Una de las teorías más aceptadas es que se produce debido a una combinación de factores, como la inmadurez del sistema digestivo del bebé, la falta de oxígeno durante el parto, la alimentación con fórmula en lugar de leche materna y la presencia de bacterias en el intestino.
La ECN puede presentarse de forma repentina y progresar rápidamente, lo que la convierte en una enfermedad potencialmente grave. Los síntomas incluyen distensión abdominal, vómitos, diarrea sanguinolenta, letargo y dificultad para alimentarse.
El diagnóstico de la ECN se realiza mediante pruebas como radiografías, ecografías y análisis de sangre. El tratamiento varía dependiendo de la gravedad de la enfermedad, pero generalmente incluye la suspensión de la alimentación oral, la administración de antibióticos y, en casos más graves, la cirugía para eliminar el tejido necrótico.
Aunque la ECN sigue siendo una enfermedad seria, los avances en la atención neonatal han mejorado significativamente el pronóstico. Sin embargo, es fundamental la prevención, promoviendo la lactancia materna y asegurando un cuidado adecuado de los bebés prematuros para reducir el riesgo de desarrollar esta enfermedad.